Enrique Miguel Rodríguez

El pacto busco

La Razón
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Éste va ser el gran tema de todos los partidos en las próximas semanas. Sin duda, el «plato estrella» de estas Navidades va a ser el pavo, pollo o pato, pero confitado a las finas componendas. Lola Flores que fue una adelantada, inventó el rap, con el «cómo me las maravillaría yo». Ahora, la clase política rescata el tema con un arreglo nuevo, que pasa a titularse: «Cómo me lo pactaría yo». Con este griterío y para dar más que decir, la parrala así cantó: todos los partidos, a través de sus dirigentes, hablan de haber entendido el mensaje de las urnas, que tenemos que acostumbrarnos al pacto; que la democracia es dialogar y acordar; que España y los españoles son lo primero. Te quedas encantado porque con estos mensajes de la noche electoral, esto parecía que marchaba al ritmo de pasodoble. Pero ya al otro día, empezamos a oír la letra pequeña de los posibles acuerdos: pactos sí, pero siempre que el primer acuerdo sea la reforma de la Constitución, libertad de referéndum sobre la pertenencia a España, incluso una consulta popular cada dos años, para que el pueblo decida si el Gobierno debe continuar –pienso que para eso están las elecciones–. De felicitar al ganador y dar por hecho que corresponde al Partido Popular formar gobierno, pasamos al jamás nos abstendremos, para facilitar a Rajoy la investidura. Es como si te presentan a una persona que se muere de sed y reconoces que hay que darle agua inmediatamente, pero, de la tuya, que es la única que le sirve, dices que ni una gota... Así el guirigay va creciendo y creciendo, porque está sobre el tapete hispano lo que dicen abiertamente los políticos, lo que dicen que han dicho, aquello que viene de buena tinta, que suele ser pura invención; sin contar las filtraciones interesadas para marear un poco más la perdiz, pese a que la pobre ya tiene tremendo colocón. Éste es el panorama que los votantes oteamos, sin necesidad de asomarnos a ningún puente. Me pregunto si, al igual que mucha gente en estas fechas se toma unos días de descanso y respiro que relajan una barbaridad, los representantes del pueblo, que proclaman tanto su cercanía a éste, no harán lo propio para regresar en los primeros días de 2016 con otras maneras menos tramposas.