El desafío independentista
El «procés» de los Simpsons
Lo que faltaba es un trasunto, en este caso una trasunta, de Smithers, el ayudante del señor Burns, que veintisiete años después salió del armario, para rematar el «procés» como un capítulo de los Simpsons. Desde el universo indepe, en su Springfield particular, todo se ve de color amarillo, la mejor manera de llamar la atención. Faltaba Colau de bisexual enamorada para completar el «casting». Los Simpsons no sólo presagiaron el fin del mundo sino que también adelantaron la DUI. Marta Rovira en el papel de la loca llorosa de los gatos. Junqueras como el vendedor de cómics, Iceta bailando tal que psicodélico anclado en los setenta. Los de la CUP turnándose como el conductor drogata del autobús escolar... los soberanistas y sus satélites más o menos lejanos se han convertido en unos dibujos animados que, como el propio Homer, no se avergüenzan de ser gañanes. Más bien al contrario, buscan fecha para el Día del Orgullo Gañán, que no todo va a ser el Orgullo gay, o bi, o trans, o lo que sea que reivindicaba la alcaldesa de Barcelona que salta al sexo a sabiendas de lo que vende una ropa interior y una caidita de Roma. Acuérdense de la cantidad de agresiones sexuales que se vivieron el 1-O, que aquello era una manada suelta por Barcelona, según la liberal Colau, que se permitió frivolizar con un tema tan serio que duele sólo pensarlo, esas palabras que retuercen un nervio cerebral y provocan un sufrimiento atroz. El amarillo es ambivalente, lo mismo es el color de la alegría que el de la mala suerte para los actores y toreros. También es bisexual. Pero sobre todo es el tono de los Simpsons y el de Bob esponja. Parecen cosas de niños pero luego son de mayores. Cosas serias, sobre todo desde que se descubrió que las esponjas son animales. Los profesores que adoctrinan a los niños en un colegio absurdo, con un director que padece complejo de Edipo. El cristiano Flanders que tiene a su lado a la Iglesia de su pueblo, aunque el amarillo se asocie al azufre de los infiernos. Los Simpsons explican el mundo, que es lo que se dice con hipérbole cultural de las sagas como «Star Wars», que es lo que querían los secesionistas: explicar su mundo, pero al final Puigdemont quedose en la Gracita Morales de «Atraco a las tres», una parodia del cine negro. El último samurái fue el primer payaso de Micolor que lo apostó todo al amarillo. La bandera de los ultras flamencos también es amarilla. Matt Groening estudia si los demanda por derechos de autor. Al Supremo van.
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