M. Hernández Sánchez-Barba

El proyecto del Nuevo Mundo

Una de las características más sobresalientes del Estado moderno, que en España alcanzó un nivel de excepcionalidad con los Reyes Católicos (1474-1516), consiste en la organización de los actos, empresas y acciones políticas programando y construyendo las hipótesis de la realización del acto que se tratase mediante la elaboración de proyectos, de modo que pudiese llevarse a efecto a partir de un sistema racional que permitiese cumplir lo establecido en las etapas o fases en que se ha pensado llevar a cabo el proyecto a buen fin.

La fundación de los Reinos americanos constituyó un proceso con aspiraciones de originalidad consistente en una finalidad de transmisión a un Nuevo Mundo, con una tradición completamente distinta de la ibérica a la sociedad cristiana occidental. El proyecto exigía la construcción de instituciones nuevas y adaptadas a la realidad, que era geohistóricamente desconocida y diversa antropológica, política, religiosa, económica y culturalmente. La empresa abarcaba todas las esferas de la actividad humana, con perspectivas totalizadoras. Tras el descubrimiento de la ruta (12 de octubre de 1492) hasta La Española, sin tardar mucho tiempo, se crea la primera institución, órgano de proyecto y elaboración de un sistema de control, ayuda, financiación que fue la Casa de Contratación de Sevilla (1503); antes, para la organización del viaje de 1493 se ha configurado una especie de Oficina, Despacho o Comisariado; un mando unipersonal, directamente vinculado con los monarcas, encomendado al Obispo Rodríguez de Fonseca, junto con el Secretario del Rey y pronto con los funcionarios de la Casa de Contratación y, en ella, el funcionario principal de la misma, el Tesorero doctor Sancho de Matienzo, canónigo de la catedral de Sevilla, que formó parte del entorno de los Reyes y fue el más importante acreedor del desarrollo de la institución, no solamente comercial sino jurídico, de conocimiento y estudio de la náutica y taller, donde apareció la serie cartográfica del mundo americano, que fueron, junto con los libros de Náutica allí publicados, las más importantes novedades científicas de conocimiento del Nuevo Mundo y de elaboración de proyectos americanistas.

Pero el gran número y proyecto de la obra de España en América fue la misión evangélica como motor e impulso decisivo. Desde el Descubrimiento, las Bulas pontificias asignaron el territorio nuevo a la Corona de Castilla, asegurando una predicción evangélica bajo condición prioritaria: un deber esencial del cristianismo occidental europeo. Así fue entendido por la monarquía como una empresa misionera. El gran proyecto de evangelización fue asumido por la Corona, de modo que durante toda la historia de ser América Española la palabra, el pensamiento, la comunicación, la creación artística y literaria, la enseñanza, todo el quehacer intelectual consiste en una expresión de la inquietud evangélica. Las universidades, la imprenta, la oratoria y la investigación fueron una seria prolongación de la idea de misión. La fundación de los dos grandes Virreinatos americanos: México y Perú. La monarquía española llevó a cabo la más grande y arriesgada empresa de cristianización e implantación de la Iglesia, desde la creación de la lengua común de comunicación, empresa que exigió un diseño proyectivo de enorme densidad, pues las lenguas y dialectos indígenas presentan para el etnolingüista, incluso hoy, una multiplicidad de más de dos mil idiomas diferentes. La labor de los misioneros en la codificación lingüística hizo que desde las «lenguas generales», como el náhuatl, el franciscano fray Andrés de Olmos construyese en 1547 la primera gramática. Y el primer vocabulario de la misma lengua, obra de fray Alonso de Medina, en 1555. En Perú aparece una gramática y vocabulario de lengua quechua en 1560, de fray Domingo de Santo Tomás.

La enseñanza culminaba en las Universidades. La primera la de Santo Tomás, en Santo Domingo (1538). Los dominicos de Lima consiguieron una Real Orden (12 de mayo de 1551) para fundar una Universidad: en 1574 tomó el nombre de Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima. En Nueva España, por iniciativa del Cabildo y Arzobispo se fundó la Universidad Pontificia (21 de septiembre de 1551), donde el gran humanista Cervantes de Salazar inauguró la cátedra de Retórica. En 1562 Felipe II concedía a la Universidad todos los privilegios de la de Salamanca. Estas tres estaban organizadas en cuatro Facultades: Teología, Derecho, Arte y Medicina. Las Cátedras podían ser temporales o vitalicias y se accedía por oposición. Los Maestros estaban obligados a prestar juramento de defender la creencia de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Los ritos y ceremonias para obtener el grado de Doctor eran de gran espectacularidad y muy costosos para los candidatos a su obtención. Con el establecimiento de la imprenta (1538 en México) la producción científica del profesorado universitario aumentó el conocimiento y la publicación libresca de un modo espectacular.