Francisco Nieva

Francia, a los monumentales ojos de Michelet

Francia, a los monumentales ojos de Michelet
Francia, a los monumentales ojos de Micheletlarazon

Mis lectores son mis confidentes más íntimos. Todo lo quisiera compartir con ellos. En este caso, mi descubrimiento del historiador francés Jules Michelet (1798-1874). Exhaustivamente informado, nos cuenta la Historia y nos la hace vivir con la misma riqueza sugestiva, verbal y plástica de un gran documental cinematográfico moderno. Siempre lo he leído en francés, pero las traducciones al castellano son numerosas, «La Revolución francesa», sus magníficos ensayos, como «La bruja», «El mar», «La mujer»... Excepto su monumental «Historia de Francia», si no me engaño. Recomiendo su «Revolución francesa», traducida por Blasco Ibáñez. ¡Temblad! Nos sentiremos inmersos en el gran conflicto. Caminaremos por el angustioso sendero del terror, oleremos a cadaverina; nos sentiremos los intérpretes de cada papel, embrujados por el vigor sugestivo de su prosa. Seremos Danton, Robespierre, Marat o Charlotte Corday... Poco más de treinta años tenía yo cuando comencé a internarme por el bosque de Michelet. En ese bosque amenazante, turbulento y estremecedor he visto trepidar los conflictos humanos como enseñanza de que todo se repite y con tal cúmulo de detalles sobre la naturaleza del hombre que ahora me hace comprender el entresijo de la «trama Gürtel» y los aprietos de Rajoy.

Nadie como él ha sabido contar la Historia como una novela de intriga o un reportaje estremecedor, moderno y progresista, siempre apelando a la justicia, ya sea de Dios o de los hombres. Y de las mujeres, porque es el más decantado feminista.

La transmisora de la vida ocupa en su histórico bosque de representaciones el primer papel, desde la blanca Venus a la dresgreñada e infeliz hechicera. ¡Cómo las conoce, las comprende, las ama y las quisiera proteger de ellas mismas! Qué verídico testimonio es «La bruja». Cómo nos hace sentir el cielo opresivo y plomizo, sin otra esperanza que la muerte, durante la Edad Media. Profundo y solemne réquiem por una mujer, por la mujer. Un holocausto que dura más de cinco siglos de torturas y gritos de dolor. En suma, quien desee conocer el complejo secreto del ser humano, que lea a Michelet.