Enrique López

Iba de unidad

La Razón
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Todavía resuenan los ecos de la manifestación celebrada el pasado sábado en Barcelona, una manifestación en la que una inmensidad de españoles nos sentimos representados en la persona de su Majestad El Rey, el cual, como Jefe del Estado es símbolo de la unidad y permanencia del mismo. Y precisamente de unidad se trataba, unidad en el dolor y solidaridad con las víctimas, y también en la repulsa de los exclusivos responsables del atentado que costó la vida a dieciseis personas y causó heridas a más de cien. Como siempre, hay algunos que están a otra cosa, erre que erre, algunos manifestantes estratégicamente colocados en el curso de la manifestación, portaban pancartas en las que se advertía de una especie de responsabilidad por parte del Estado y de sus presentantes en los atentados cometidos, lo cual, además de perverso, vil y malvado, no sólo es una distorsión de la realidad, es una cruel y malintencionada mentira. Algunos, como en otras ocasiones, se desmarcan de la repulsa de los autores criminales, y buscan responsabilidades en el seno de nuestras instituciones, como mínimo políticas, algo que está muy alejado de la mente criminal de los responsables de los hechos, los cuales asesinan imbuidos en una sinrazón perfectamente inidentificada. Afortunadamente es una minoría, y no empaña lo más mínimo el sentimiento del Pueblo Español, el cual sí está en la senda de la necesaria unidad de España, máxime en momentos como los actuales. Los terroristas no atacan territorios, como si de un ejército convencional se tratara, atacan a las personas, y lo hacen de forma indistinta en Madrid, Londres, París, New York, etc., y tan sólo porque consideran a la sociedad occidental su enemigo, el infiel con al que hay que someter a la Sharia. Esto no va de territorios, ni de nacionalidades, ni de identidades, no va de independencia, va de terrorismo. La respuesta a la lacra terrorista de origen yihadista no es nacional, y mucho menos regional, es universal, y en la misma está comprometida la sociedad denominada occidental, la sociedad democrática, la sociedad que cree en la libertad y en el respeto al individuo. De esto iba la manifestación del sábado, lo mismo da que se haya celebrado en Barcelona que en cualquier otro lugar, y por ello, nadie puede apropiársela mas allá de la exigencia de paz y libertad, y ello sólo se consigue defendiéndolas de aquellos que las comprometen, nada más. Pero la vida sigue y eso también se demostró el sábado, el Estado a través de sus instituciones va a asegurar el cumplimiento de la ley, precisamente como garantía de la libertad y del ejercicio de los derechos fundamentales, y otros a lo suyo, al frentismo y al independentismo. Pero todo ha ocurrido dentro de un marco de normalidad institucional, que es el principal enemigo de los contumaces frentistas, los cuales asían un marco de enfrentamiento civil, algo que no van a conseguir, porque el Pueblo Español y dentro de él, el Catalán, han desplegado en los últimos tiempos una dosis de sentido común y responsabilidad muy superior al de aquellos que siguen yendo a lo suyo.