César Lumbreras

Ibérico y consumidor; por César Lumbreras

El Ministerio de Agricultura, después de estudiar las alegaciones presentadas por todas las partes implicadas, ha presentado un proyecto de Norma de Calidad del Ibérico en el que recoge dos denominaciones atendiendo a la alimentación, el manejo y el tipo racial, que se pueden convertir al final en nueve posibilidades de etiquetado diferentes. En principio, los productos del ibérico podrían proceder de animales de bellota, cien por cien ibéricos, al 75 o al 50%. La otra categoría sería la de cebo, con esas tres alternativas también en cuanto a la raza. Opcionalmente, podría haber otra categoría, la de cebo de campo, con los mismos factores raciales que las dos anteriores. Ahora se ha abierto un plazo de 15 días para formular alegaciones. Como era previsible, una vez conocido el citado texto se ha multiplicado las reacciones de todos los afectados, desde autonomías, hasta diputaciones y ayuntamientos, pasando por organizaciones de ganaderos y de los industriales de distintas zonas productoras. Resulta lógico que hayan registrado muchas reacciones en un sector tan emblemático, y que cada uno defienda sus intereses, porque hay mucho en juego. Ahora, lo que ya no resulta tan lógico es que, en algunas argumentaciones presentadas por industriales, por ejemplo, se diga que el proyecto de norma no es bueno porque creará más confusión en los consumidores. Yo, como consumidor cuando voy a comprar cualquier producto, sea un coche, un piso, una lavadora o un jamón, lo que quiero tener es la mayor cantidad de información, que sea lo más clara posible, para saber lo que estoy comprando. Y, sobre todo, lo que exijo es que no me den gato por liebre o que se favorezcan las condiciones para que esto pueda suceder. Hacen bien los ganaderos e industriales en defender sus posiciones, pero no en utilizar a los consumidores como coartada.