Iñaki Zaragüeta
Irracionalidad
La planificación de las infraestructuras españolas continúa teniendo pendiente una racionalidad respecto a la rentabilidad y la eficacia. Las inversiones multimillonarias nunca han respondido a esas cualidades, de lo contrario hace tiempo que se hubiera construido el Corredor Mediterráneo, una obra que afecta a cinco Comunidades Autónomas que aportan el 45 por ciento del PIB español, engloba un área con casi la mitad de la población española, el 50 por ciento de las exportaciones europeas y de la producción industrial y a más de ese porcentaje de la agricultura. Sin embargo, sigue sin construirse y recibiendo discriminación sobre otras de dudosa rentabilidad y que sirven a una población minoritaria.
Publicábamos el viernes cómo se llevan gastados 3.000 millones de euros en la variante de Pajares, un tramo del AVE a Asturias, que tiene una población de un millón de habitantes. Nada cercano a los 1.600 millones de euros que bastarían para acometer el túnel pasante de la ciudad de Valencia (300 millones), que beneficia a una población de 19 millones de personas, y el tren de la Costa (1.300 millones) que conectaría Valencia con Alicante por el litoral. Ya sucedió con la autovía a Madrid. Así es la vida.
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