Luis Alejandre
Kabul
En anterior tribuna, me referí a las duras condiciones de vida en las que se desenvuelven nuestros soldados en Herat, gestionando su aeropuerto internacional o manteniendo en servicio un hospital comarcal –ROLE 2 en argot OTAN–, que es una verdadera joya. Son los que nos decían: «El viento incesante lo remueve todo; ni un árbol, ni una brizna de hierba; rachas de 50 kms hora;10% de humedad». Otro de ellos nos hablaba del concepto del tiempo que imprime la vida de los afganos. Un proveedor local, Abdul, le decía a un jefe de mantenimiento español necesitado de repuestos: «Tranquilo; miraré en Kabul; si no, en Irán; o en China; quizás mejor en Dubái...».
A este concepto de su indefinido tiempo se refiere Robert Kaplan en su magnífico libro «Soldados de Dios» (Ediciones B.) escrito durante los tiempos de resistencia a la extinguida URSS en el país. Y entra de lleno en el concepto, repasando su historia ancestral Philip Hensher en «El Imperio de las Zarzas» (Edhasa), dos libros que bien conocen, o deberían conocer, quienes aterrizan por primera vez en el aeropuerto de Kabul.
Con esta idea del tiempo que esgrimen y que contrastan con la precisión de nuestros relojes, no debe extrañarnos que lleven dos meses contando votos para saber quién será el nuevo Presidente de su República. La segunda vuelta de sus presidenciales se celebró el 14 de Junio. Un mes después, se dió un avance de resultados que daban la victoria al economista Ashraf Ghani con el 56,4% de los sufragios, pero se decidió auditarlos ante la sospecha de que un tercio de las papeletas eran falsas. En cuatro grandes hangares, se siguen repasando las 23.000 urnas que se distribuyeron por todo el país, bajo la supervisión de observadores internacionales –81 de Naciones Unidas– y bajo la capa de seguridad que proporcionan tropas norteamericanas y gurkas nepalíes. Por supuesto los observadores llegan blindados con casco y chaleco antibalas. Por supuesto la paciencia de la coalición internacional que les sostiene, también tiene sus tiempos marcados. El próximo 4 de septiembre la OTAN celebra su Cumbre en la que se tiene que decidir si siguen manteniendo las ayudas y la presencia internacional en el país. La Alianza necesita saber quién es su interlocutor.
«Aquí estamos doce españoles, dice el coronel Carrión, entre los 2000 de 70 países que constituimos el Cuartel General de ISAF». «Cuando salimos para reuniones de trabajo con el Estado Mayor afgano, lo hacemos en vehículos comerciales blindados, y obligatoriamente tenemos que llevar chaleco antibalas, casco, pistola y al menos un fusil por vehículo», «se han intensificado las medidas de seguridad tras la muerte del general norteamericano Green, cuando visitaba al Academia Militar Afgana». Este atentado se perpetró el 5 de agosto contra un equipo de asesores entre los que no sólo murió el general norteamericano, sino que resultaron heridos otro general alemán –que tras ser evacuado a su país se reincorpora a la misión– y 8 oficiales de la coalición y 3 afganos. «Su muerte conmocionó a todos los que estamos aquí». Quien disparó fue un soldado afgano, dentro de la Academia Militar, que fue abatido. «Este tipo de atentados "insider"es decir desde dentro, son una amenaza de alto riesgo, porque ante un aliado al que apoyas , relajas la seguridad».
No es fácil seguir la pista de los soldados españoles en Kabul. Hay un comandante de infantería de Marina y otro de la Guardia Civil en una residual misión OTAN de Adiestramiento con cometidos de organización y equipamiento de unidades del Ejército y de la Policía afganas.
«Tenemos además las visitas de los españoles de Herat que vienen a realizar cursos o de las unidades de mantenimiento o transmisiones que se encargan de nuestros equipos y vehículos». «Dentro de casa» andan los que se ocupan de la paquetería, de las transmisiones, de la administración y «dos figuras, el cabo Santiago Bernal y el soldado Antonio Julio Jiménez –hacen de todo– además de conducir muy bien por las difíciles calles y avenidas de Kabul».
Me alegra enormemente saber que el Embajador de España, Juan José Rubio, invite a comer periodicamente a grupos de oficiales, suboficiales y tropa. «Hablamos de las elecciones afganas que parece un tema interminable y de cómo estamos los españoles».
Entre esta extraña mezcolanza «tenemos la suerte» de contar con el coronel Rodríguez de Rávena, destacado del Cuartel General de la OTAN de Brunsum como oficial de enlace. «Es el entrenador del equipo de volei que participará en un torneo que hemos organizado los españoles». Se clausura hoy 21 de agosto, mientras usted querido lector está leyendo estas líneas. Poco imaginaba el coronel de Rávena cuando por méritos ocupó una codiciada vacante en el conocido Cuartel General de la Alianza, que acabaría organizando torneos deportivos en Kabul.
¡Igual que los de volei playa de Marbella!
¡Se les ocurre unos lugares de veraneo a estos soldados!
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