Alfonso Merlos
La estéril demagogia
Mensaje a navegantes, en este caso a demagogos. Y a quienes piensan que los problemas complejos tienen soluciones fáciles que incluso pueden pasar por encima de la propia Ley de leyes. En efecto, es un recado muy serio para Carmena y Colau. Una cosa es lo que digan los programas electorales, otra que esos proyectos reciban un respaldo ciudadano, y una tercera que la puesta en práctica de ciertas medidas atente contra el más elemental orden establecido. ¡Y eso no puede ser!
Es simplemente lo que resuelve el Tribunal Constitucional. Ni los gobiernos de las comunidades autónomas pueden crear de forma anárquica e irresponsable extravagantes marcos politico-jurídico-administrativos, ni pueden contravenir cuando y como les venga en gana las reglas básicas del Estado de Derecho, ni están autorizados a aprobar cualquier reglamento milagroso para acabar con la precariedad o, en este caso, los desahucios.
Pero, siendo duro el varapalo para la Junta de Andalucía, casi más lo es para los planes antisistema de las alcaldesas que en cuestión de días se harían con el bastón de mando en Madrid y Barcelona. Ni Manuela ni Ada podrán poner en marcha una estrategia de caza a los bancos o los particulares que posean viviendas vacías, ni violar el principio sagrado de derecho a la propiedad privada (¡tan ligado al de libertad!). No, señoras, no.
Ya el Gobierno de España ha legislado para proteger a los más débiles, a los desfavorecidos, con iniciativas valientes y eficaces aunque no perfectas. Es verdad. Tiene todo el sentido profundizar en esas líneas de acción. No tiene ninguno volarlas con una demagogia con pies de barro que sólo crea decepción, frustración y más problemas para las víctimas a las que los populistas dicen defender. ¿O no?
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