César Lumbreras
La fiebre del almendro y...
En el último año se ha desatado en España una auténtica fiebre por plantar almendros como consecuencia del incremento de precios a nivel mundial, provocado por dos factores: el descenso de la oferta, por la sequía en California sobre todo, y el sostenido aumento de la demanda y el consumo de almendras en el mundo. Contrasta esta situación con la que se vivió no hace mucho en nuestro país, cuando el precio de las almendras no era rentable, estaba por los suelos literalmente, y se arrancaron árboles.
La gran incógnita está en saber cuánto tiempo se mantendrá esta situación de bonanza, una vez que se recuperen las cosechas en California y entren en producción las nuevas plantaciones. No es el único fruto seco que resulta atractivo en estos momentos, porque también lo son las nueces y los pistachos. A ellos hay que añadir una fruta, las granadas.
En el caso de las nueces, se registra un incremento sostenido del consumo mundial. En los últimos años se han plantado en España variedades de nogal en régimen intensivo de elevada producción. Los agricultores o empresas que han llevado a cabo esas plantaciones por considerarlas interesantes están contentos, por lo menos de momento. También ha aumentado el consumo de pistacho en todo el mundo, y el pistachero se ha configurado como uno de los cultivos alternativos con más posibilidades en bastantes regiones que andan escasas de ellos. Por último, el granado, que estaba de capa caída, conoce también un periodo de gran auge. Hay un elemento común en los cuatro casos: la multiplicación de informes científicos que hablan de las propiedades beneficiosas de estos productos para la salud. Al final, estas opiniones terminan calando en los gustos de los consumidores. Los cultivadores de remolacha y los fabricantes de azúcar, que viven la situación contraria, porque en estudios similares se considera este producto perjudicial, deberían tenerlo en cuenta.
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