Iñaki Zaragüeta

La justicia y la proporción

La Razón
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La colaboración con la Justicia se ha puesto de moda para quienes se ven inmersos en un proceso delictivo, lo que en mi pueblo se denomina «pillados con las manos en la masa». El objetivo es claro: tratar de que la Fiscalía, primero, y el juez, después, rebajen considerablemente la acusación y la correspondiente pena. La pregunta es ¿qué están dispuestos a afirmar?

Se ha comprobado en el «caso Nóos» e igualmente en el «caso Taula» que afecta a la trama de Imelsa en la Diputación de Valencia y también a las 50 personas en el asunto del trasiego de mil euros en el Ayuntamiento.

Ejemplos, haylos. El delincuente, «el yonki del dinero», como se autodenominó Marcos Benavent, ha presumido de su colaboración judicial; su ex suegro, Mariano López, ha campado a sus anchas en su relación con algún responsable judicial, incluso por Whatsapp; o María José Alcón, de la que el PP sospecha que la conversación con su hijo, de tanto protagonismo mediático, se realizó a sabiendas de que se grababa, y de la que aseguran en su ex partido ser cómplice judicial. ¿Habladurías o realidad? Sabe Dios. Lo cierto es que, como dice mi amigo Rogelio, todo está en la literatura y en el cine, refiriéndose a que la realidad supera la ficción.

Soy partidario de que quien la haga, la pague. Creo que la corrupción se ha ido extendiendo, hasta casi institucionalizarse, en España desde el año 1982. También estoy convencido de que los 50 imputados por dar o recibir, o por las dos cosas, mil euros no pertenecen a una «trama criminal de blanqueo de capitales». Y estoy seguro de que la Justicia, que debe tener sentido de la proporción, así lo entenderá. Así es la vida.