Fauna

La lechuza

La Razón
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La lechuza, esa misteriosa dama de la noche, reina de los campanarios, fantasma blanco en las ruinas, desvanes y someros, ha sido elegida ave del año en España. Su desaparición está siendo tan silenciosa como la muerte de los pueblos donde acostumbra a habitar. Su pálida cara de luna llena en forma de corazón con ojos negros brillantes y el pico descollante de color claro, su semblante grave, impasible, las extrañas muecas indescifrables de su rostro y, sobre todo, su particular canto, un siseo lúgubre y ronco, han convertido a esta ave nocturna injustamente en mensajera de la muerte y del más allá y en protagonista de leyendas de misterio. Su fuerza literaria se observa en la serie «Twin Peaks», en «Harry Potter» o en libros como «El día de la lechuza» de Leonardo Sciascia o «El grito de la lechuza» de Patricia Higsmith. Y su amable cercanía, en el conocido poema de Antonio Machado: Por un ventanal,/ entró la lechuza / en la catedral./ San Cristobalón/ la quiso espantar,/al ver que bebía/ del velón de aceite/ de Santa María./ La Virgen habló:/-Déjala que beba,/ San Cristobalón.(...)/ Sobre el olivar,/ se vio a la lechuza/ volar y volar./A Santa María/ un ramito verde/ volando traía. En diez años se ha diezmado su población en España. Los expertos atribuyen el descenso a la muerte de los pueblos y a la transformación acelerada que está experimentando el medio agrario. La lechuza se alimenta de ratones y otros pequeños roedores, además de arañas e insectos. En el campo va imponiéndose el monocultivo. Se arrasan los ribazos y linderos con su vegetación natural, y se abusa de los plaguicidas, pesticidas y raticidas. Poco a poco la lechuza, como sus parientes de la noche–el búho, el cárabo, el mochuelo...– se queda sin alimento, y las presas que captura están envenenadas y envenena con ellas a sus crías en el nido. El declive de la lechuza es un indicador de la ruina del mundo rural. Las aves, desde las nocturnas a los gorriones, abandonan los caseríos cuando se va la gente y desaparecen los animales domésticos. La despoblación de los pueblos tiene, como se ve, consecuencias irreparables sobre la fauna y el ecosistema. Es todo un universo natural el que está desapareciendo en silencio, tan en silencio como el silencioso vuelo de la lechuza.