Rosetta Forner
La maldición de Eva
Las víctimas de maltrato no deberían tener un día, sino todo el año. La violencia nunca cesa ni entiende de días del calendario. «¿Qué es lo que no funciona? ¿Qué es lo que no se está haciendo? ¿Qué es lo que sobra?». Son algunas de las preguntas que planteo desde hace tiempo. He escrito unos cuantos libros dedicados a enseñarle a la mujer a aprender a cuidar de sí misma. No pretendo quitarle responsabilidad al hombre (violencia machista), sino concienciar a la mujer de que no es una víctima, sino alguien con la responsabilidad sobre sí misma: «Nadie nos hace nada que no le permitamos» (decía un profesor que tuve en EE UU). Mi enfoque es poco habitual, quizá porque en mi faceta de coach he asistido a mujeres que se han complicado –algunas, incluso destruido– la vida por relacionarse con un hombre: unas porque se sentían solas, otras porque se habían creído el cuento de que una mujer sin pareja es una fracasada («La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada»), otras porque se sentían inferiores. Ninguna mujer es menos ni es una fracasada por no tener pareja. El automenosprecio lleva a la mujer a relacionarse con hombres de dudosa virtud y peor psique. Los hombres con complejo de inferioridad disfrazado de superioridad, misoginia, machismo y otros «ismos» execrables, suelen olfatear a sus víctimas: mujeres inmaduras que no saben cuidar de sí mismas ni poner los límites, que no se atreven a plantar cara, decir «no». Consecuentemente, no saben defenderse de un hombre, al principio, maltratador emocional, maltratador psicológico después y puede que maltratador físico o asesino, más tarde. El complejo de mujer maltratada se basa en esperar y desear que sea él quien cambie y rectifique, en lugar de ser ella la que diga «ahí te pudres». Todos tenemos derechos y responsabilidades para con nosotros. Todos debemos concienciarnos de que el amor debe ser el único camino para relacionarnos. Digamos «NO» a cualquier tipo de violencia.
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