Jesús Fonseca
La Reina y los voluntarios
España tiene un voluntariado, «entregado y altamente eficaz». Hace bien la Reina en recordarlo y dar la cara por esos españoles altruistas, que no se dejan politizar ni manipular. Tenemos ahí un tesoro: los voluntarios españoles, que trabajan en nuestra patria y fuera de ella son, como dice Doña Sofía, «abnegados, inmensamente generosos y muy efectivos», lo reconocen fuera de nuestras fronteras. En España siempre ha habido mujeres y hombres dispuestos a trabajar a la mañana, por la tarde, por la noche y por el día por los demás sin recompensa alguna. Pero quizás se note ahora más que nunca. El nuestro es un voluntariado que no tiene sexo ni edad. Jóvenes y no tan jóvenes arriman el hombro con determinación a la hora de levantar la vida. No lo hacen levantando banderas partidistas, lo hacen porque les sale del alma. Conviene reparar, de vez en cuando, en estas realidades. Detenernos en lo bueno que hacemos, como ha hecho la Reina. En esos miles y miles de españolas y de españoles anónimos a los que lo único que mueve, a la hora de formar parte de las 250.000 organizaciones no lucrativas que hay en España, es hacer el bien a manos llenas. Un voluntariado cuyo ámbito de acción es tan amplio como los problemas a los que nos enfrentamos: el no llegar a fin de mes, el socorro cálido y cercano a los ancianos y discapacitados o en la lucha contra la drogadicción; esto, sin olvidarnos de las campañas de concienciación social que toman cada día más protagonismo. ¡Qué importante es tener presente estas cosas que nos ponen ante una experiencia fecunda de como vivir la vida, de como exprimir la bondad, el compromiso y buen hacer! Tanto como que nos las recuerden, de vez en cuando, ciertamente.
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