Alfonso Merlos
La verdad es indivisible
No. Nadie está pidiendo al Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre cuestiones históricas o sentimentales. ¡Qué va! Es indiscutible que con la independencia de Cataluña (que todos sabemos que jamás llegará) la identidad de los habitantes de esa región quedaría tocada, lesionada, hasta mutilada. No es de recibo que un órgano concebido como cancerbero de la ley de leyes se resista a reaccionar ante lo obvio. La verdad es indivisible. Y como se ha recordado recientemente con preciso tino desde la Fundación FAES, votar es un acto contrario a la democracia cuando no se realiza de acuerdo a la Constitución en vigor y a los principios más elementales y ancestrales del Derecho y las formas modernas de organización de la sociedad.
Resultaría triste certificar que haya magistrados que entienden que nada debe hacerse ante un desafío al orden y la convivencia, son los pretendidamente conservadores los que establecen un muro para que los derechos cívicos y políticos no sean vapuleados por una irresponsable minoría de iluminados. ¡¿Pero esto qué es?!
Ojalá cada toga, desde su altísima responsabilidad, fuese capaz de ver que éste es el tiempo y ésta es la forma. Procede desarbolar todo el armatoste montado para recubrir el falsario derecho a decidir. Y procede desmontar –¡y aquí llegamos tarde!–toda la retórica ignorante que viste el inventado derecho de autodeterminación. Los poderes del Estado están obligados a responder y defender el interés general creando seguridad jurídica. La debilidad en las instituciones alimentará las fanfarronadas y las provocaciones de las mesadas separatistas.
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