Espanyol
Las bodas, como las bicicletas, son para el verano
Al menos las de los futbolistas –las de los toreros son para el otoño–, que por cuestión de agenda laboral suelen contraer matrimonio cuando el verano atisba por el horizonte y las temperaturas empiezan a rebasar los 30 grados. Este año, a un pasito del verano, estamos con máximas históricas que sobrepasan los 40. Los cuerpos no piden salsa, como en el famoso reguetón. Piden cerveza glacial y aire acondicionado a 18 grados. Aprovechando el momento, el fin de semana pasado se produjo un récord, repóquer de bodas de estrellas del fútbol. Álvaro Morata, del Real Madrid, se casó con Alice Campello en Venecia. Posiblemente algo cursi, pero qué boda no tiene un toque de cursilería. Otro madridista, Lucas Vázquez, se casó con Macarena Rodríguez en Las Rozas. Marc Bartra, el jugador del Borussia, antes del Barcelona, fue al altar con Melissa Jiménez en Argentona. José Antonio Reyes, actualmente en el Espanyol, pero sevillista de siempre, se casó con Noelia López en Utrera. Por cierto, Reyes lucía un traje de ceremonia manifiestamente mejorable. Los enlaces anteriores estaban previstos. La sorpresa la dieron Malena Costa y Mario Suárez, que «engañando» a sus respectivas familias y amigos íntimos –no llegaban a 50–, a los que invitaron a una cena en un conocido local de la bahía de Palma, cuando estaban reunidos, aparecieron los novios, anunciando que a la tercera iba la vencida. Se unieron en un altar que se había colocado en la mismísima playa. Como verán, el triunfo del amor es palpable. Algunos pensarán que cuándo empezarán los divorcios. Por favor, esperemos lo mejor. De todos modos, no voy a recurrir al siempre vulgar «que le quiten lo bailado», pero sí a que el amor puede durar más de dos primaveras. La rosas no pueden llegar a la siguiente primavera –como cantaba la gran Rocío Jurado–, pero en su breve vida son hermosísimas. La verdad es que me he puesto más cursi que los que se casaron en Venecia.