Abel Hernández
Libros, rosas y espiral del silencio
Artur Mas, que no deja pasar un día sin comunicar al público sus planes soberanistas, ayer, en la Diada de San Jordi, no dejó de dar la matraca con la voluntad política para poder celebrar el referéndum, pero prefirió contenerse un poco y hablar más de libros y de rosas, lo que es de agradecer. Vino a decir, eso sí, que la rosa es suya y que no la toquen desde fuera de la valla catalana. «No la toques ya más, que así es la rosa». Para los nacionalistas la rosa es la cultura propia. En cuanto a los libros, ya se sabe que los nacionalismos se curan leyendo y viajando. Así que no sé si le conviene a Mas propagar mucho la lectura, salvo que sea de los autores domesticados y apesebrados, como suele suceder. El desprecio y la inquina de los catalanistas a los escritores de fuera y a los de dentro que van por libre es una de las características de su política cultural de corralito y rosas de vivero. Por eso llama la atención que el president, en su discurso institucional de la Diada, hable de respeto a la diversidad. Lo cierto es que, con sus constantes manifestaciones públicas, lo que parece que pretende es fomentar la «espiral del silencio» de los discrepantes para que éstos se plieguen a la línea dominante; es decir, la utilización de la opinión pública, según la teoría de Elisabeth Noelle-Neumann, como una forma, peligrosamente antidemocrática, de opresión social. Así se construye la opinión dominante del llamado «derecho a decidir», de la consulta y, si se puede, de esa locura de la secesión. Los que no están de acuerdo se exponen a quedar aislados por negarse a seguir la corriente avasallante. El temor al aislamiento y al desprecio social conduce, según esta teoría comprobada, al silencio de los discrepantes.
Este clima de opinión casi asfixiante, fomentado por los dirigentes políticos con el apoyo de los medios de comunicación adictos, explica el cisma entre los socialistas catalanes, que han dado la nota en este día de San Jordi, con el ex consejero Nadal a la cabeza. ¡Pobre rosa del PSOE en manos de semejantes personajes! Éstos prefieren, según parece, la rosa y la «senyera» de Artur Mas. Exigen más democracia en Cataluña votando en un referéndum a todas luces inconstitucional y se saltan a la torera la democracia interna dentro de su partido. Cualquiera diría que estos tipos no son muy de fiar. Algo parecido ocurre con los dirigentes sindicales catalanes de UGT y CC OO, que contra las nítidas posiciones antiseparatistas de las centrales respectivas, prefieren actuar por libre y bailar el agua al poder, arrastrados por la propaganda dominante. Todo menos criticar que, sumadas las cerca de trescientas regiones de Europa, Cataluña está entre las veinte con más paro, por encima de Sicilia o Rumanía, con una tasa de desempleo que duplica la media europea y que es, con Asturias, la región con más paro del norte de España. El contrapunto de esta Diada ha sido el manifiesto de la Societat Civil Catalana en el Teatro Victoria de Barcelona a favor de la plena integración de Cataluña en España. Es el primer intento serio de romper la espiral del silencio impuesta desde hace, ¡ay!, demasiado tiempo. Todo un gesto de valentía y sensatez.
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