Rosetta Forner

Los otros virus

La Razón
La RazónLa Razón

La OMS ha declarado el zika ‘emergencia internacional’. Empero, no han hecho lo mismo con el miedo, la envidia, el odio o con la estulticia (ceguera tipo: ‘no hay más ciego que el que no quiere ver...”). La humanidad ha avanzado mucho en el tema tecnológico y en el científico (la última es que se podrá modificar la carga genética de un ser humano). Empero, al no haberlo hecho en lo humano -¿adónde fueron el sentido común, la sensatez, la humildad... que nos hace divinamente humanos?-, corremos el peligro de dinamitarnos a nosotros mismos. La soberbia debería ser declarada ‘virus sumamente peligroso’, por fomentar el creernos superiores al resto en base a un título, posición social, dinero o, simplemente, por ser un político con puesto en el Congreso. Mi abuela solía decir que mientras haya tontos vivirán los listos. La estulticia alimenta la soberbia porque, en ausencia de la sensatez, cualquier ‘slogan’ o promesa de una vida mejor, sin esfuerzo alguno por nuestra parte, es aplaudido sin tener en cuenta las consecuencias. Un político no es aquel que forma un partido sino alguien con vocación de mejorar la sociedad en la que vive una comunidad de ciudadanos. Un coach, por tirarle de las orejas a otro colectivo, no lo es por haber hecho un curso –la mayoría de dudosa calidad-. No obstante, ahí los tienen alentando ‘borregueces’ para así tener mayor poder sobre los otros y llevarles a un redil sin libertad, donde el pensar está prohibido y el ser diferente es penado con el ostracismo. Quizá, a ello se deba, que se crean esas paparruchas de que ‘los ricos tienen la culpa de la pobreza’ y que, de subirles los impuestos, habrá más ‘justicia’ social (léanse los artículos de Carlos Rodríguez Braun). La envidia nubla el sentido. Si se combina ésta con la soberbia, el miedo y la memez, tenemos una combinación mortal: mediocridad. Afortunadamente, la humanidad es ‘Caín y Abel’, ergo aún no todo está perdido. Tal vez alguien idee una ‘fórmula antivirus mentales’ y creemos un nuevo Renacimiento que nos saque del feudalismo siglo 21.