Fernando Vilches
Marca compleja
Es una de las mejores ideas parida en los últimos años para sacar a relucir el potencial que tiene España como nación vetusta y moderna a la vez (fue la primera nación moderna de Europa) y cuyo idioma, a pesar de los pesares, es lengua materna de unos 400 millones de personas. Pero esta marca es, afortunadamente, compleja, es decir, es la combinación de muchos factores: empresariales, culturales, deportivos y, no menos importante, de personas que han paseado con orgullo el nombre de España al representarnos en puestos importantes en organismos internacionales. Es verdad que los hay negativos, como el comisario Almunia, que ha dejado tocados a nuestros astilleros (¿no podría dedicarse mejor a la petanca en sus ratos de ocio?), pero también los hay muy positivos y desconocidos para muchos españoles. Uno de ellos es un abogado español, Héctor Díaz-Bastien, socio fundador de un bufete de prestigio (Díaz-Bastien & Truan) con sedes en Madrid, Marbella, Londres y Bangalore (India), que ha presidido durante el periodo 2007-2008 la prestigiosa Unión Internacional de Abogados, fundada en 1927 en Francia, y que hoy cuenta entre sus miembros con miles de abogados de todas las partes del mundo. Antes, entre 2003 y 2006, fue su vicepresidente y, desde entonces, no ha dejado de trabajar en esa organización por la mejora de las condiciones de los abogados y de sus clientes en los países menos desarrollados. Acumula bastantes premios y algunos cargos en organismos jurídicos internacionales, pero se siente orgulloso, sobre todos, del de vicepresidente de la fundación humanitaria Mensajeros de la Paz y del de vicepresidente de la Fundación Educativa Solventia, institución que él fundó con su socio para devolverle a la sociedad española lo mucho que ha recibido de ella. Con personas así, podemos vislumbrar un futuro esperanzador para nuestra siempre atribulada nación.
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