Pilar Ferrer

Mas comió con su cúpula en secreto: «Daré la batalla hasta el final»

El pasado jueves fue un día de infarto en Cataluña. Poco después de sus contactos con los grupos políticos, Artur Mas convocó un almuerzo restringido en la misma sede del Parlament, con el núcleo duro de su Gobierno y CiU. Reciente y ardiente la resaca del 9-N, el presidente de la Generalitat quería pulsar opiniones. En torno a una mesa frugal, con un poco de escalibada y pescado, acuden la vicepresidenta Joana Ortega los consellers Francesc Homs, Andreu Mas-Collel, Germá Gordó e Irene Rigau; la presidenta de la Cámara autonómica, Núria de Guispert; los hombres fuertes de Convergencia, Josep Rull y Jorid Turull, y el democristiano Ramón Espadaler, titular de Interior, secretario general de CiU y, sobre todo, el nexo de confianza entre Mas y el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida. La reunión sólo fue interrumpida por una llamada al móvil de Mas: su hijo mediano, desde Chicago, donde estudia y saca unas notas excelentes.

La tensión se masca por momentos. La jornada de la pseudoconsulta ha reforzado y envalentonado a Mas, pero también ha abierto un nuevo frente con Madrid y, sobre todo, un proceso judicial con una posible querella en ciernes. El presidente catalán lo tiene claro: «Yo daré la batalla hasta el final, con todas sus consecuencias», les dice rotundo a sus comensales. A la misma hora, en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, se celebra otra reunión de calado, con la Junta de Fiscales, que integran nueve miembros. Seis de ellos se oponen a la querella contra Mas y así se lo hacen saber al fiscal jefe, José María Romero de Tejada. Un «marrón» de campeonato que el propio Romero le hace llegar al fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. El espectáculo está servido y el enfado en La Moncloa y el PP es enorme. Sus críticas a Torres-Dulce, siempre fuertes desde su nombramiento por Alberto Ruiz-Gallardón, ya no se ocultan y andan por todos los despachos.

Pero Artur Mas está que se sale. Y así le ven algunos de los asistentes. «La torpeza de Madrid le ha hecho un héroe», afirman algunos consellers de La Generalitat. Durante el almuerzo, Mas incide en el hecho de que si se abre un proceso judicial contra él, tanto mejor. «Con querella arrasarás en las urnas», llega a decirle uno de los presentes. Es la unánime opinión de los dirigentes de la federación nacionalista. Y también la del socio coaligado, Duran Lleida. También a esa hora, el portavoz de CiU está en el Congreso, donde se votan los Presupuestos Generales del Estado. «La querella de la Fiscalía es un error mayúsculo», comenta Duran a un reducido grupo en los pasillos de la Cámara Baja, a lo que otros diputados catalanes apostillan: «Sólo falta el Código Penal para enrarecer aún más la situación política en Cataluña».

Mientras, el presidente de la Generalitat coteja opiniones. Los «halcones» del Govern y el partido, Homs, Gordó, Rull y Turull, son partidarios de elecciones plebiscitarias, bajo esa llamada «lista de país», ahora convertida en una «lista del president». En solitario, con Mas de candidato, con un grupo de personas de la sociedad civil catalana, artistas, escritores, juristas de prestigio, dejando fuera de juego a Esquerra Republicana. Según fuentes de Convergencia, el presidente está muy molesto con Oriol Junqueras, tras su entrevista de la pasada semana. Las exigencias del líder de ERC y su negativa a una lista unitaria con CIU han levantado ampollas en la Federación. «Ahora están enfrentados y luchan por quién encabeza el discurso soberanista», admiten en ambos partidos. Pero Mas juega con ventaja: él maneja el Govern y los tiempos, con el as en la manga de la fecha electoral. Desde La Generalitat ya se han iniciado contactos con sectores de la sociedad civil para esa «lista del president». En caso de adelanto electoral, Mas baraja las fechas del 10 al 17 de diciembre, para convocar los comicios, lo que llevaría a las urnas en el mes de febrero. Ello pilla «con el pie cambiado» a Esquerra, que desea a Oriol Junqueras como su único candidato y no «hacer de flotador» de Artur Mas y Convergencia. Los asesores de Mas, partidarios del adelanto electoral, consideran que la votación del pasado 9-N fue un rotundo éxito, perfectamente capitalizado por Mas y una oportunidad para frenar a Junqueras, hasta ahora muy por delante en las encuestas. De hecho, Convergencia ha encargado un macro-sondeo tras el 9-N, que será decisivo para la resolución final del presidente. Dirigentes de CIU están convencidos de que el resultado será todo un repunte de la figura de Mas.

En el bando contrario a las elecciones se sitúan Mas-Collel, Espadaler y el propio Durán. El conseller de Economía afronta antes de fin de año unos Presupuestos muy difíciles, dada la precaria situación económica de Cataluña, que le hacen de nuevo mirar hacia Madrid e implorar al Ministerio de Hacienda. Mas-Collel, un pragmático profesor forjado en Estados Unidos, nunca se ha declarado independentista, mantiene buenas relaciones personales con el ministro Cristóbal Montoro y es partidario de una negociación con el PSC para agotar la Legislatura. Es la tesis que defienden Ramón Espadaler y Durán Lleida, nada partidarios de la Declaración Unilateral de Independencia y sí de una reforma constitucional que mejore el encaje político y fiscal de Cataluña en España. Por su parte, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, insiste en su apoyo a Mas siempre que se den ciertas condiciones. Según fuentes socialistas, ello pasa por «menos independencia y más giro social». El PSC aspira no sólo a salvar los Presupuestos, sino a un acuerdo más amplio, a dos años, que permita agotar la Legislatura y sacar a Cataluña de la crisis. Es lo que Iceta le propuso al presidente en su último encuentro, sin encontrar una respuesta clara. «Mas escuchó pero no concretó», aseguran en la calle Nicaragua, sede barcelonesa de los socialistas catalanes. Así las cosas, el presidente de La Generalitat se tomará unos días de reflexión hasta anunciar su decisión, según su entorno. Todo indica que lo hará el próximo día 25, en un acto en el Auditorio del Forum de las Culturas, en Barcelona, ante casi dos mil personas. Un día antes, el lunes 24, toda la cúpula del PSC estará en Madrid para arropar a su alcaldable, Jaume Collboní, que será presentado por Pedro Sánchez.