Matrix se desmorona

¡Bendito sentido común! Ahora vendrán los separatistas catalanes con la cansina monserga de que el Gobierno de España les maltrata, les discrimina, y hasta con el disco rayado haciendo sonar en bucle el tema «Montoro, el aguafiestas». ¡Y tienen razón! Porque Artur Mas y su tropa se estaban corriendo hasta ahora la carísima juerga soberanista con los billetes de los gallegos, los castellanos, los vascos, los murcianos. Y encima insultando, y atacando sin fundamento, y provocando sin pudor, y mintiendo sin tregua.

Acierta Rajoy al plantarse con un «hasta aquí hemos llegado». Es una cuestión de buen gobierno. Si la oligarquía y las élites en Cataluña quieren mantener a toda costa su chiringuito, sus chollos y su delirio, que se los paguen de sus ahorros, o sea, de los que no disponen. Y ya llegará la hora en la que los ciudadanos de esa hermosísima región de España les pongan las pilas y les ajusten las cuentas. O no.

Pero lo que no es de recibo es que mientras el país entero hace un esfuerzo titánico y oneroso para que cobren, por ejemplo, los farmacéuticos, un puñado de frívolos y de irresponsables estén tirando el dinero en lo que pomposamente se denominan «políticas identitarias». ¡Pues no! El grifo se cierra y el Partido Popular deja claro, por la vía de los hechos, que el dinero del FLA está para las cosas de comer.

Estamos ante un antes y un después. Ante el principio del fin del universo Matrix. Ese mundo en el que los nacionalistas esparcían mentiras y manipulaciones; en el que los españoles las tragábamos y las pagábamos a pies juntillas; y en el que imperaban unos egoísmos, unas arbitrariedades y unos abusos cuyo destino es ser pulverizados. ¡Adelante!