Alfonso Merlos

Mirando al futuro

Con los más sobresalientes, con la sociedad civil, con los emprendedores y los notables de la economía. Más allá de la política y las disputas y las presuntas ilegalidades perpetradas por dirigentes que no sirven al interés general, Felipe VI ha dado aliento a quienes lo merecen. Sí.

Hay otra Cataluña que trasciende al «molt honorable» Mas, aunque a veces no lo parezca. Es la de quienes han iniciado proyectos relevantes con éxito en el mercado, la de quienes han conseguido abrir líneas innovadoras y de gran utilidad para la sociedad, la de quienes destacan por sus superlativas capacidades de gestión, la de quienes salen al exterior de España buscando nuevos horizontes de expansión y crecimiento, la de quienes rompen esquemas positivamente valiéndose de las nuevas tecnologías para generar puestos de trabajo y dinamizar sectores productivos estratégicos. ¡Y no es fácil!

Va de suyo la presencia del Rey de España junto a los mejores. Siempre, en cualquier punto del territorio nacional. Porque vale la pena que desde las más altas instituciones del Estado –no digamos desde la Jefatura– se reconozca y premie a quienes destacan profesionalmente de forma extraordinaria, a quienes ponen sus conocimientos y su afán de competitividad a los pies del bien común con el objetivo firme de superar la crisis.

¿Qué mejores valores que admirar y robustecer y tomar como guía hoy que el espíritu de iniciativa, la capacidad creativa, la visión para crear empleos? Sí. Es el sitio del Monarca. Lo de menos es que repita visita a esta preciosa región en un par de semanas. Lo de más es su respaldo (con mayúsculas) a la excelencia, una virtud que –ya sostenía el viejo Aristóteles– no es un acto, sino un hábito.