Ely del Valle

Navarro y Mas: tal para cual

Mas aburre. Escuchar cómo se empecina en hacer del independentismo el ombligo de su política provoca el sarpullido característico de cualquier empacho. Lo de una Cataluña yendo por libre ya no cuela ni entre los suyos, que ven lo estupendamente que le sienta a ERC la campaña de don Arturo; ni entre el PSC, que ya se ha percatado de que su electorado empieza a estar harto de que le vendan una burra soberanista que se zampa gran parte de los impuestos en pseudo embajadas y en fomentar el etiquetado en catalán.

Navarro, que de tonto no tiene un pelo, ha preferido rechazar su participación en un gobierno que ya está sentenciado antes que inmolarse apoyando a un president empeñado en convertirse en la versión política del cansino bolero de Ravel. Ojo, porque tratándose de un socialista la renuncia es significativa. Muy mal debe de intuir Navarro que están las cosas para no intentar sacar tajada de la oferta de Mas, y muy mal debe estar Mas para intentar reeditar el tripartito que llevó a Cataluña a la ruina.

Ahora Navarro pretende reconstruirse apelando a la recuperación de las políticas sociales, y de paso, arremetiendo contra la bajada de impuestos de Monago, afirmando que se hace para beneficiar a los extremeños con el dinero de los catalanes. En el fondo no lo puede evitar. Navarro y Mas no compartirán gobierno, pero sí la paranoia de que todo se hace para fastidiarles a ellos. A la hora de la verdad, en cuanto rascas, aflora su auténtica naturaleza: Mas está dispuesto a vender la primogenitura del Gobierno al PSC por un plato de lentejas, y Navarro aboga por que los catalanes vuelvan a pagar el impuesto de sucesiones para financiar lo que Mas deja de pagar por primar la independencia. Y luego se extrañan de que ERC arrase en las encuestas. Angelitos!!