César Lumbreras
No es no
«¿Qué parte del no es la que usted no entiende?», le espetó en su día el líder del PSOE a Mariano Rajoy. Por si no habían quedado las cosas bien claras, remató la faena de aliño con un «no es no». Pedro Sánchez volvió ayer a las andadas y dijo que no a todo. Cuentan los que siguieron de cerca la reunión y las declaraciones de los dos políticos que el presidente del Gobierno en funciones le ofreció «de todo».
Desde formar una gran coalición, la respuesta fue «no», hasta llegar a acuerdos concretos utilizando como base los ocho puntos aprobados en su día por el máximo órgano socialista, que incluyen una reforma de la Constitución, a lo que Sánchez también respondió que no. Este último también ha dicho que no a la convocatoria de nuevas elecciones. Llegados a este punto, se supone que tendrá un arma secreta que permitirá la formación del nuevo Gobierno, sea del color que sea, o que sabrá algo que los demás desconocemos, porque, en caso contrario, no se acaba de entender muy bien su actitud.
No echaré toda la culpa de lo que sucedió ayer sobre el todavía líder socialista, pero es verdad que los indicios apuntan en su dirección. Repito sus tesis para que no haya dudas: «no» a una gran coalición, «no» a pactos concretos sobre la base del programa socialista y «no» a las terceras elecciones. Entonces, ¿qué? Debe contar con una varita mágica para desbloquear la situación. Y luego está su retórica: volvió a sacar a pasear lo de las derechas y las izquierdas. Yo creía que esta terminología estaba ya superada, pero, por lo que se ve, no es así. Para algunos sigue muy vigente. La verdad es que se podrá criticar a Sánchez por muchas cosas, pero no se puede decir que no fue claro en su momento y tampoco ayer: «no es no». El problema es ¿a dónde conduce el «no es no» a los socialistas y a los demás?
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