Iñaki Zaragüeta
No se cesa a... se destituye
Escribía Miguel de Cervantes que «los que gobiernan ínsulas, por lo menos han de saber gramática», a propósito de la conversación entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón cuando animaban al escudero a ser mandamás de Barataria. Si viviera hoy, además de a los gobernantes, se dirigiría a los políticos en cualquiera de sus grados, a los periodistas y a distintas profesiones de cara al público para decirles, entre otras cosas, que el verbo «cesar» es transitivo. No tiene complemento directo o como se venga a llamar ahora.
Es norma general ya oír y leer en la prensa de papel, en la radio, en la televisión, en ruedas de prensa... como se refiere habitualmente «el presidente ha cesado al director general...» o «la responsable de la banca ha cesado a su jefe de gabinete...», sin tener en cuenta que la gramática, mientras no se cambien las normas, no contempla esa posibilidad.
El verbo correcto es «destituir», que sí es transitivo: «El presidente ha destituido al director general...» o «la responsable de la banca ha destituido a su jefe de gabinete». Por lo tanto, una persona cesa de su cargo, no le cesan. Le destituyen.
Otra cosa diferente es que la situación se produzca por dimisión. En este caso, alguien dimite de su puesto. Nada que ver con cesar o destituir.
Es posible que, si se aplicase la teoría de Miguel de Cervantes, precisamente en el año del cuarto centenario de su muerte, nos podríamos quedar sin cuadros y en cuadro. En la política, el periodismo y unas cuantas profesiones.
El aniversario de la Constitución daba para poco más. De ahí que haya resuelto la habitual columna con algo más interesante que la política. Aunque, quizá, sea predicar en desierto. Así es la vida.
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