Muere Fidel Castro
Por fin, Fidel
Dictador es poco. Tirano. Un auténtico tirano. Represor de implacable crueldad. Creador de un puro Estado policial, en el que nadie está exento de vigilancia, los siete días de la semana, las veinticuatro horas del día. Ejerció el monopolio absoluto del poder, sin simulacro alguno de democracia ni el más mínimo respeto por toda ley que no fuera la de su voluntad, que incluía el derecho de aplastar material y moralmente a todo opositor al régimen que había creado, que era calificado como gusano. Personaje histórico, ya lo creo que lo ha sido, para mal. Cuando en 1959, falseando sus verdaderas intenciones y ocultando cuidadosamente su fe comunista, con apoyo norteamericano, derribó al dictador Batista, el desarrollo económico de Cuba, con todas sus taras, estaba a la cabeza de América Latina y superaba el de la entonces España franquista, veinte años después de la terminación de nuestra guerra civil.
¿Dónde están ahora los términos de la comparación? ¿Cuántas decenas de veces está la España de la crisis por encima de los pobres cubanos? Es humor negro gochista de la peor especie hablar de logros educativos y sanitarios. Las clases medias ilustradas y educadas huyeron despavoridas desde el primer momento, teniendo que salir con una mano delante y otra detrás. Hasta los anillos de alianza les robaban, por el bien de la revolución. ¿Alguien conoce alguna aportación de la ciencia o la tecnología cubanas? En las escasas visitas e intercambios universitarios, los nuestros se quedan pasmados de que ellos, por falta de los más elementales medios, tengan que hacer las cosas de su especialidad con métodos de hace veinte o treinta años. Y por supuesto, visitas e intercambios se desarrollan bajo la omnipresente vigilancia de supervisores políticos.
En cuanto a la cacareada sanidad, todo el que puede, y se puede tanto más cuanto más alto se esté en la jerarquía, se va a tratar al siempre denostado país de los gusanos, de donde vienen remesas de los que hasta allí pudieron llegar, que contribuyen a la magra supervivencia del sistema. ¿A alguno de nuestros corifeos del régimen de allá, siempre rasgándose las vestiduras por los más bien imaginarios recortes en la sanidad de acá, se le ocurre hacer turismo sanitario en Cuba, como los europeos lo hacen en España?
La cultura es mayormente un incansable adoctrinamiento y monótona propaganda en la que ellos saben que el pueblo sabe que ellos saben que el pueblo ni les cree ni los escucha. Naturalmente, a lo largo de este más de medio siglo de totalitarismo toda la población depende del Estado y muchos carecen de cualquier otro horizonte mental, pero muchos más se irían de la isla si les dejaran. Ya se sabe que las repúblicas populares son cárceles de sus propios pueblos.
Eso sí, con financiación moscovita, los pobres soldaditos cubanos han hecho de gurkas del imperialismo soviético por tierras africanas. Eso ya queda muy atrás. Siempre se dedicaron a fomentar la subversión en América Latina y a apoyar a todo cuanto dictador izquierdista rondase las esferas del poder. Últimamente la gran esperanza castrista descansaba sobre el chavismo venezolano. La Habana ha contribuido a su suspervivencia enviando represores y controladores de diversa laya para el mantenimiento del ruin y ruinoso sistema que impera en Caracas, a cambio de petróleo a precio de regalo. Eso se acaba tanto como la vida de Fidel, y uno y otro fin sobrevuelan sobre el del régimen. Que descanse como se merezca, pero que deje descansar en paz a los que han sido sus súbditos durante tantos años.
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