Ely del Valle
Presagios
La encuesta que publicaba ayer este periódico sobre la intención de voto de los catalanes de cara al próximo 27 de septiembre es muy reveladora, pero a su vez deja muy poco margen a cualquier esperanza de cambio. La macedonia independentista de Mas no alcanzaría la mayoría absoluta, pero tendría muchas posibilidades de volver a desgobernar Cataluña hasta las próximas elecciones que serían, como ya viene siendo habitual, cuando buenamente se le ocurra al presidente. Los 25 escaños de C´s sumados a los 12 del PP y a los 16 del PSC –y aquí entramos en la política ficción– no alcanzan ni los 57 que obtendría Juntos por el Sí; y pensar que Sí se Puede va a facilitar que gobierne Albert Rivera, ya no es política ficción, es un delirium tremens. Sea como fuere, y sin quitarle el mérito a Ciudadanos por haber dado un estirón considerable y al PP por haber sumado algún escaño a sus previsiones, Mas parece llamado a ser de nuevo presidente, siempre y cuando a Romeva no le de un aire. Y como es muy fácil deducir, en ese punto y por mucho que dependa de unos cuantos socios, al señor que ha montado toda esta zapatiesta y que formará su gobierno con personas de «su» lista, no se le va a cambiar el discurso de la noche a la mañana, así que aunque mala para sus intereses, la encuesta es, sobre todo, mala para todos los demás, catalanes y no catalanes; para los que no lo somos porque es exasperante tener que seguir escuchando a los independentistas, que son muy pesados, y para los catalanes porque volverán a ser víctimas de la gestión chapucera de un presidente que solo ha tenido como único objetivo pintar la fachada con la estelada mientras el FLA le apuntalaba el edificio para que no se le desmoronase.
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