Angel del Río

Repunte de la violencia ultra

Coincide la Policía y la Guardia Civil en que las actuaciones de grupos ultras surgen de forma regular por zonas geográficas, sin que respondan a una estrategia predeterminada; es decir, que la violencia de estos grupos o pandillas de radicales va por barrios y se manifiesta desde un extremo u otro con la misma ferocidad. La operación policial iniciada contra los jóvenes de extrema izquierda que el pasado día 20 irrumpían en la Facultad de Derecho de la Complutense ha dado sus frutos con las primeras detenciones, que pueden no ser las únicas. Esta panda de radicales entró en el recinto universitario repartiendo estopa a dos carrillos. A los ahora detenidos se les acusa de lesiones, daños y delitos contra derechos fundamentales y libertades, con el agravante de odio. La mayoría son repetidores, es decir, que cuentan con antecedentes. Todos ellos coinciden en idénticos postulados de violencia, pero pertenecen a distintas familias de radicales: «bukaneros», del Rayo Vallecano, «izquierda Castellana», de ancha es Castilla, y «anarcoinsurreccionistas», término que parece englobar toda la radicalidad posible; vamos, lo mejor de cada casa de la extrema izquierda, que lo mismo ronda en las calles, colándose en manifestaciones o acampadas, que irrumpe en el espacio universitario para ir repartiendo violencia gratuita con eficacia de nota.

Pero la actividad ultra que se ha desatado en las últimas semanas no se circunscribe sólo al espacio de la izquierda, porque también la ultraderecha ha actuado en distintos municipios del noroeste de la Comunidad de Madrid, especialmente en los de Majadahonda y Las Rozas. Coincidiendo prácticamente con la detención de los extremistas de izquierda, se ha producido la de cinco extremistas de derecha, en Alpedrete, acusados de amenazar a concejales de Izquierda Unida. El buen trabajo de la Delegación del Gobierno, y por supuesto de la Policía y la Guardia Civil, han permitido estas detenciones. Ahora toca esperar que haya una adecuada respuesta judicial para poner freno a este repunte de la violencia ultra, de la derecha y la izquierda, de estos grupos de radicales empeñados en romper la convivencia a mamporro limpio, coaccionando, amenazando, agrediendo de forma gratuita, dejando una huella de terror por donde pasan.