Elecciones catalanas
Sacar partido del 155
Empiezan a oírse ya las primeras voces en el PP que dicen que algo han podido haber hecho mal en Cataluña en los últimos años. Todo lo contrario al PSOE, donde aseguran que los años más brillantes de aquella Comunidad son los que tienen que ver con su gestión. Vivir para ver. Naturalmente, si hiciéramos un pliego de cargos de uno y otro partido ganarían por goleada los socialistas, especialmente durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero a estas alturas no conviene hacer este repaso más que para saber lo que nos espera con unos y con otros.
En el caso del PP, a este malestar por la gestión pasada se suma una perspectiva de futuro aun más complicada. Para bien o para mal, al Partido Socialista le han salido por la izquierda y por su nacionalismo hijos más radicales que le han merendado el voto. Pero es que al PP le ha salido un partido ¿por el centro? ¿por la derecha? ¿por la izquierda? que puede dejarle tocado a partir de la próxima semana. No se explican en el partido por que han gestionado tan mal el éxito del artículo 155. Y no se lo explican porque no se han dado cuenta de que para capitalizarlo tendrían que haber mandado y puesto ya en marcha en Cataluña algunas competencias que esa aplicación incluía. Sin embargo han preferido esperar a las elecciones, e incluso han torcido el morro cuando un juez devolvía a Aragón unas obras expoliadas de su patrimonio.
Recuerda un poco –los errores se repiten– a lo ocurrido con las elecciones andaluzas. El Gobierno de Mariano Rajoy retrasó las medidas que debía tomar para encauzar la economía y no asustar al electorado; y resulta que los votantes, que vieron que no pasaba nada, volvieron a votar a Susana Díaz.
Esta vez ocurre algo más complicado. Ese nuevo partido llamado Ciudadanos, no solo va a capitalizar sus anteriores buenos resultados en aquella Comunidad, sino que también se ha atrevido a proponer cambios radicales en la política catalana. Lo que hemos visto en la lamentable campaña electoral. Casi nadie ha aportado idea alguna al margen de la independencia.
Los mensajes y las proclamas de los mítines siempre iban en la misma línea: mirar más allá de la Constitución, incluido el PSOE, que cambió su programa e introdujo elementos como la condonación de la deuda, el nuevo régimen fiscal, y el disparate del indulto.
Pero estas ocurrencias las tenía poco armadas y las argumentó aun peor, y tampoco le sirvieron en su intento de acercarle al sentimiento nacionalista que siempre lleva a cuestas como si fuese una joroba.
El PP ha vuelto a preferir el no molestar; no asustar tras su golpe de fuerza
–¡bendito golpe de fuerza!– que fue la aplicación del 155. Bastaría haber dicho cuáles iban a ser sus primeras medidas si llegaban al poder.
Eso ya hubiera sido mucho. Mientras Ciudadanos se cortaba por esa transversalidad del voto a la que aspira, en el caso del Partido Popular se hacía necesario por lo que el resultado catalán puede afectar al futuro.
O el PP espabila o corre peligro de que Ciudadanos le sustituya como partido en la derecha. Nadie duda de que el líder de la formación naranja, Albert Rivera utilizará el resultado de estas autonómicas para futuras convocatorias electorales; y al Partido Popular no le queda otra que vender su decisión pues, a pesar de todos los malos augurios –José María Aznar incluido–, la resolución de la crisis catalana ha sido un éxito. Y si los populares no saben sacar partido a esa decisión, es que están más tocados de lo que parece.
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