Pedro Narváez
Segunda temporada
Dijo el ministro de finanzas alemán, cuando Syriza ganó y ya se anticipaba el desastre, que los alemanes eran responsables de lo que habían votado. Faltaría más. Los españoles también lo somos. Y ahora, sostendría Schauble, el káiser del dinero, toca sufrir las consecuencias. Veremos en cuatro años cómo transforma la Tacita de Plata el Tanio de Cádiz, Carnaval por decreto todo el año; o Barcelona, la sutil dama de los escraches, Ada Colau, que paraliza la construcción de hoteles y la llegada de cruceros a la ciudad siempre y cuando no vengan cargados de okupas. La retirada de las ayudas a la tauromaquia de Carmena también está entre las medidas que quitaban el sueño a los madrileños. Debe ser que los toros están para dar de comer a los pobres. El destierro es el destino de los héroes. Los Poltergeist ya están aquí y ha habíamos visto el tráiler Se comerán a dentelladas a los populares y con cuchillo y tenedor a los socialistas mientras éstos le dan la receta MasterChef. Siempre que sea de izquierda antitransgénica. Han sido los triunfadores de unas elecciones en las que sólo unos pocos perdedores, los del Partido Popular y no los del PSOE, hacen mutis por el foro como los ingleses mientras otros prefieren, ahí sí que a lo british, alargar la tragedia shakesperiana, como se hace ahora con la series de televisión. O sea, se ven en la segunda temporada. Aguirre hasta con un «spin off» de Pecas, trasunto de aquel perro de «The Artist» capaz de salvar a su amo del suicidio en el último momento. Un «deus ex machina». La palabra de moda no es gobierno, sino revancha. Asomarse a las redes sociales es un ejercicio de vértigo y náusea. Toca vomitar.
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