Ely del Valle
¿Seguro que era esto?
Estamos a punto de echar el cerrojo a la decimoséptima semana del año y quién sabe si también penúltima de una legislatura que nació con un grave problema de incompatibilidad en el RH de los grupos –en este caso no sanguíneos sino políticos– y para el que no parece que haya transfusión viable de última hora. Mariano Rajoy ya ha dejado claro que lo que le va a decir al Rey la próxima semana es que sigue sin poder formar Gobierno porque el Partido Socialista continúa instalado en aquel monosílabo, rotundo e indivisible en su ene y en su o, del que Sánchez ha hecho lema, y el susodicho Pedro Sánchez insistirá en que es Rajoy el que no tiene voluntad de diálogo. Y en mitad de esta pantomima, virtual e infantil, Albert Rivera le presentará al Monarca su propuesta de un gobierno presidido por un independiente, que es algo que, lejos de suscitar el entusiasmo colectivo, suena a puesta en marcha de una estrategia electoral en la que, por cierto, ya se han sumergido Podemos e IU con sus negociaciones para conformar una posible coalición que dé la campanada necesaria para despojar a Pedro Sánchez de su falso manto de armiño devolviéndole a su condición de calabaza, que es en lo que está un Pablo Iglesias subido a la parra y al que no hay manera de convencer de que no es ni el ombligo del mundo ni el dueño y señor de esos medios de comunicación que se muere por controlar. Y lo peor de todo esto no es el escalofrío de pensar en los dos meses que nos quedan por delante de otra campaña electoral que no va a haber mortal que resista ni con sobredosis de ibuprofeno; lo peor es tener que escuchar a toda esta tropa decir que esto – ¿esto?– es lo que decidimos los ciudadanos en las urnas.
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