Restringido
Sin rasgarse las vestiduras
Durante toda la semana pasada los medios de comunicación del mundo entero han dedicado generoso espacio a presuntos escándalos económico-financieros del Vaticano. La fuente de inspiración de nuestros colegas han sido dos libros publicados simultáneamente en Italia cuyos autores han tenido acceso a un cierto número de documentos confidenciales sobre el estado de las finanzas de la Santa Sede. Dos personas, por ahora, están siendo investigadas por la Justicia del pequeño Estado como autores de un delito (ilegal sustracción de documentos) que, si se confirma, puede ser castigado con penas de varios años de cárcel.
No es la primera vez que sucede algo semejante y, por lo tanto, no hay que rasgarse demasiado las vestiduras. Pero sí quisiera señalar algo que me ha extrañado: la absoluta falta de sentido crítico ante estos dos libros acogidos como fuente indiscutible de información cuando cualquier lector un poco introducido en la materia detecta en sus páginas crasos errores, exageraciones, conclusiones tiradas por los pelos, «novedades» ya conocidas desde hace años.
Los documentos sustraídos tienen su origen en la decisión del Papa Francisco de sanear a fondo todo el entramado económico-financiero de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano. Con esa intención creó una serie de comisiones investigadoras sobre el funcionamiento del IOR (el Instituto para las Obras de Religión) del APSA (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica) y de toda la curia en general. Ésta fue la tarea que encomendó a la COSEA o Comisión Investigadora de los Organismos Económicos y Administrativos Vaticanos. A ella pertenecieron las dos personas investigadas ahora por la Justicia.
Para clarificar mejor las cosas se ha recurrido también a algunos consultores bien conocidos en este mundillo como la McKinsey o E&Y, algunos de cuyos informes aparecen en las páginas de los libros citados. Que en la administración de sus bienes la Iglesia necesita una reforma radical nadie puede negarlo. Lo ha dicho Francisco y ésa es una de las metas de su Pontificado. ¿Le ayuda toda esta barahúnda informativa? Lo dudo. ¿Francisco presentará su dimisión?, se pregunta uno de los dos autores. Para quien conoce a este Papa, la respuesta no puede ser otra que esta: de ninguna manera.
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