José María Marco
Sospechas
El proceso de externalización de la gestión de seis hospitales públicos madrileños fue paralizado la semana pasada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Los motivos de la decisión se limitan a una cuestión de forma, sobre la fianza que deben aportar las empresas concesionarias. No es una cuestión política. Los tribunales españoles no están politizados ni sus decisiones responden a deseos de cambiar el mundo según criterios que superen la aplicación de la legislación. Otra cosa, claro está, es que quienes recurren a ellos, como el Partido Socialista de Madrid, se hayan esforzado por cantar victoria sobre la Consejería de Salud madrileña y su gestión de racionalización del gasto. Una racionalización encaminada, según ha declarado una y otra vez el consejero Javier Fernández-Lasquetty, a salvar la Sanidad pública mediante la incorporación de formas de gestión privada, como ocurre en muchos otros servicios de la Administración. El Partido Socialista de Tomás Gómez ha creído ver corroborada con esta decisión judicial su política, que consiste sobre todo en un juicio de intenciones acerca de la política sanitaria madrileña. Puestos a hacer juicios de intenciones, cabría preguntarse si los socialistas no estarán anteponiendo sus propios objetivos al interés general, que en el momento actual consiste en reordenar los servicios públicos de tal modo que sea posible su supervivencia en las mejores condiciones posibles.
Tal vez los intereses del Partido Socialista en Madrid aconsejaran otra forma de actuar. En vez de poner todo el acento en la pura y simple sospecha, como si en nuestro país siguiera funcionando el reflejo primitivo y cerril según el cual todo lo que no es de izquierdas es nefasto, probablemente le iría mejor aclarando cuál es el modelo de Sanidad pública socialista. ¿Será acaso el de la Junta de Andalucía, donde hay 17 hospitales de gestión privada y donde la Sanidad está considerablemente más privatizada que en Madrid? ¿O consiste en mantener el sistema sin reformar, como si no hubiera que prestar atención al gasto? Como los socialistas deben de saber que eso es imposible, en tal caso resultaría legítimo preguntarse si el modelo socialista no consiste en una privatización radical de los servicios sanitarios, como ya ha hecho el PSOE en otros momentos de nuestra historia reciente, cuando llevó a cabo reconversiones históricas... Es posible que, de llegar los socialistas al poder, los participantes en las «mareas blancas» se llevaran más de una sorpresa. Al PSOE, la ideología le sirve para llegar al poder. Le sirvió en su día, mejor dicho.
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