Julián Cabrera
Va de series
Aunque se hubiera tratado de un ejemplar de «El Capital», un DVD de Quilapayún o de Facundo Cabral o la colección de cromos de Pokémon, cualquier obsequio al Rey Felipe VI durante su visita a Bruselas le habría garantizado a Pablo Iglesias en su estado de gracia mediático la foto de portada en la Prensa. Pero la ocasión demandaba una visita a las estanterías de Blu-Ray y hacerse con un pack de la exitosa serie televisiva «Juego de tronos», esa cuyos sugerentes personajes desliza Alsina en las mañanas de Onda Cero hacia eventuales equivalentes de nuestra fauna política doméstica y cuya trama hilvana inmisericordes luchas de poder. El gesto de Iglesias incluía una osada sugerencia al monarca como si de unos de sus alumnos de la Complutense se tratara: «Le dará claves para entender la crisis política que vive España». Toda una demostración de mercadotecnia, sólo que ocurre que en lo relativo a paralelismos, las series de televisión dan para mucho y ni Podemos escapa a ello.
«Juncal» ayudaría por ejemplo a entender las tunantes picardías de Errejón; Monedero podría reconocerse en una hipotética «El tiempo entre... facturas»; «Mad men» da claves sobre cómo vender humo inconsistente; «Cuéntame cómo pasó» retrata esa denostada Transición que dio origen a la «casta»; tal vez «CSI» daría pistas en la búsqueda de informes fantasmas de pingüe remuneración, mientras que «Breaking bad» bien podría recordar, con la metamorfosis de personalidad de su protagonista, el tránsito de otros del marxismo bolivariano a la «realpolitik» socialdemócrata.
Iglesias tiene razón, las series ayudan a entender e incluso dan claves para evitar errores de futuro. Imaginen a Podemos en el Gobierno de España y elijan pack de regalo: «Urgencias», «Con el culo al aire», «Aquí no hay quien viva»... Alsina, menudo filón.
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