Corrupción política
Vuestra corrupción, Nuestro dinero
Según la última encuesta del CIS, la preocupación de los ciudadanos por la corrupción se ha disparado ocho puntos con relación al último barómetro realizado en enero. El 47,5% de los españoles considera que la corrupción es el segundo mayor problema de nuestro país, tras el paro. Y así lleva siendo durante demasiado tiempo.
Desde que tengo uso de razón, los viejos partidos siempre han utilizado la corrupción para intentar desgastar políticamente al rival, pero nunca ninguno ha mostrado el más mínimo interés en acabar realmente con ella. La corrupción existe en nuestras administraciones e instituciones porque ningún partido ha puesto encima de la mesa reformas eficaces que contribuyan a erradicarla. Después de casi 40 años de democracia estoy convencido de que no lo han hecho, simplemente, porque no les interesaba.
Durante décadas, los viejos partidos han hecho y deshecho a su antojo. Han indultado corruptos, han silenciado mordidas, han destruido discos duros, han cobrado comisiones, y con ello, han traicionado la confianza de millones de españoles que ahora miran con recelo tanto a las instituciones como a la clase política en general.
Hoy, denunciar una irregularidad o un caso de corrupción en el seno de la Administración Pública sigue acarreando demasiados problemas como para atreverte a dar el paso. Pero la realidad es que si no fuera por algunos valientes que decidieron dar ese paso, nunca se habrían descubierto tramas como Gürtel, Púnica, o escándalos como el de los cursos de formación o el de los ERE’s de Andalucía.
No me cabe ninguna duda de que el arma más efectiva para combatir la corrupción reside en las propias bases de la administración pública. Por ello, hoy llevamos al Pleno de la Asamblea una ambiciosa proposición de Ley que busca proteger a aquellos funcionarios denunciantes de corrupción a través de la creación de un Defensor independiente que garantice su confidencialidad y sus derechos.
La ausencia de una mayoría absoluta por parte del PP nos abre una excelente oportunidad para regenerar nuestras instituciones y cambiar las cosas. Aprovechémosla.
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