César Lumbreras
Ya no hay marcha atrás
Los cambios que ha introducido Rusia en la lista de productos afectados por el embargo anunciado a principios de este mes no suponen ni un cambio en la estrategia de las autoridades de Moscú, ni tampoco un beneficio para España. Son simplemente ajustes encaminados a facilitar las cosas a determinados colectivos de consumidores que tienen problemas de intolerancia o de alergia, para lo que se autoriza la entrada en su territorio de leche y productos lácteos sin lactosa.
Rusia deja importar patatas, guisantes y cebollas destinados a siembra, lo mismo que el maíz híbrido; se trata de que sus agricultores puedan continuar sembrando estas mercancías y de que no disminuya la producción nacional como consecuencia de las medidas de represalia adoptadas por las autoridades de Moscú contra los productos europeos y de Estados Unidos, entre otros países.
Esta decisión no tiene trascendencia para España, ni supone una mejora apreciable de nuestras condiciones para exportar a este país. Las frutas y hortalizas españolas más afectadas por esta guerra comercial son, por este orden, las frutas de hueso, los cítricos, los frutos rojos y el caqui, las frutas de pepita, las uvas, el melón y la sandía; en el capítulo de las hortalizas destacan los tomates, los pepinos y las lechugas.
Hasta el momento, los mayores perjuicios se han registrado en el caso de los melocotones y nectarinas, que, además de ser muy perecederos, estaban en plena campaña de exportación. Los daños en los cítricos están todavía por llegar. En resumen, Rusia ya no da marcha atrás, exceptuando los casos concretos que son de su interés.
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