Pedro Narváez

Ya vuelven

La Razón
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España está tan ensimismada en remojarse los bajos que cuando aparece por televisión alguno de los pocos políticos que quedan con corbata parece que lo hiciera un extraterrestre casero del tipo «Alf» o el cabezón de «Padre made in USA», individuos raros que hablan en un lenguaje ignoto. Hasta los chorizos están de vacaciones, no desahucian a nadie y los niños comen la ración de proteína recomendada por la OMS. Si agosto lo hubiera programado el ministro de Cultura podría ser una de cine de barrio, esa película que de tan vista invita a la siesta de los gentiles. Si agosto durara doce meses, Rajoy volvería a ganar por mayoría absoluta. Siempre hay alguien que se esfuerza en que derrapen unas vacaciones, hoy mismo calientan, empiezan a desperezarse y volver a darle al play sin mirar, como los de Yakarta que pusieron el himno de Pemán en una especie de justicia poética venida de Oriente, como un regalo de los reyes magos a los podemitas. Con ellos llegan los pesimismos porque la gente en la playa sólo se indigna por la tardanza del vendedor ambulante que ahora lleva el pregón grabado con lo que se bebe por sed y no de pena. Si acaso por el propio cuerpo venido a más, que vuelve a ser en minúscula y con acento. Todo eso se acabó. Los extraterrestres recuperan su forma humana y mañana se darán de codazos en el Congreso a ver quién ha conseguido el mejor «selfie» porque ya sólo pueden retratarse ellos mismos. Vienen cargados de conflictos urdidos a la sombra y buena parte de los ciudadanos les creerán aunque en estos días hayan metido el dedo en la llaga y descubierto que era verdad, que muchos de los problemas existen pero están muertos.