María José Navarro
Yo, Leonor
Bueno, pues ya está. Decidido. Le voy a dar una entrevista al Follonero. Ya tengo nueve años y me parece que ha llegado el momento de mangonear mi propia vida. Además, al chico seguro que le hace ilusión y al final podrá otra vez ser más protagonista que el invitado. Yo hubiera preferido que fuera mi padre el que diera el paso, más que nada porque dice este periodista tan importante que le vendría muy bien a papi, pero como en esta familia hay de todo menos gracia, tendré que ser yo la que abra el melón. La otra noche vi al Follonero con el de la coleta que, por cierto, dijo que quería quedar con mi madre algún día para conocerse y eso. Ja. Pues lo va a flipar el chiquillo como se vean. Ese no va a abrir la boca ni para respirar. Se lo he dicho a ella. Anda, anímate, mujer. Ya verás como acabas diciéndole tú lo que tiene que hacer su partido. He notado su mirada criminal en mi nuca, pero como ha sido mi cumpleaños me tienen estos días un poco consentida. Menudo fiestón montamos, oye. Sin que nos vieran, mi hermana y yo sacamos cigarros de chocolate y estuvimos jugando a fumar como si estuviéramos en un bar. Que no se vayan a pensar que me han llovido los regalos, ni hablar del peluquín. Que ya saben que como en esta casa no se puede gastar, ha sido la cosa escueta. Un monedero de colorines y fuera. Ay, el día que yo reine, la de caprichos que me pienso dar. Me voy, que tengo un chat abierto en el Tuenti.
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