Mar en calma
Conexión presencial
Las tecnologías y redes sociales han cambiado la manera en que interactuamos
La vida es conectar con personas. Y no me refiero a hacerlo virtualmente, como afortunadamente nos permite la tecnología cuando estamos lejos, sino en carne y hueso. Mirándonos a los ojos. Sintiendo la energía humana.
Sin embargo, llevo un tiempo escuchando hablar demasiado de las «amistades», ideas, recursos, soluciones e incluso infinitas charlas intelectuales y profundas que la inteligencia artificial ofrece con más genuinidad, brillantez e información que cualquier ser humano, a cualquier hora e instantáneamente.
Esto es algo que lleva tiempo preocupándonos: que supeditemos las personas al teléfono. Lo que me ha empujado a escribir esta columna ha sido una imagen que me ha sacudido fuertemente. Se trata de una viñeta en tres tiempos: 2015: Cuatro amigas juntas, abrazadas, mirando un bello atardecer. 2020: Solo quedan dos: una consuela a la otra, quizá en los momentos duros de la pandemia. La tercera es en 2025: La persona está sola, rodeada de gatos. Por supuesto que los animales brindan compañía, incluso amor y consuelo, pero jamás podrán sustituir los beneficios de la sociabilidad.
El COVID-19 provocó aislamiento, pérdida de seres queridos y cambios en la forma en que socializamos. Muchas amistades se enfriaron por la dificultad de mantener el contacto. Las tecnologías y redes sociales han cambiado la manera en que interactuamos. Aunque facilitan la comunicación a distancia, también pueden hacer que las relaciones en persona se debiliten. Es posible que la protagonista haya perdido el contacto con sus amigas debido a la digitalización de las relaciones o la falta de encuentros físicos.
Los animales ofrecen amor incondicional pero trabajar en las relaciones humanas conseguirá que no se vuelvan efímeras.
La buena noticia es que cada vez somos más conscientes de la «trampa digital» que supone que nuestra atención se haya convertido en un negocio para las grandes tecnológicas. Y cada vez decidimos hacer más descansos voluntarios de teléfonos y redes sociales… Conectemos presencialmente ¡por salud mental!