El trípode

El coro sanchista con la «consigna del día»

La señora Noguera puede hacerse la graciosa en su casa o en su partido, pero en la sede de la Soberanía Nacional debe abstenerse de ofender a los españoles

Es ya una evidencia la costumbre del Gobierno de actuar bajo consigna cuando la ocasión consideran que lo requiere. La «consigna del día» la reciben en el cuestionario elaborado por el gabinete de Moncloa dedicado a estas labores, que debería sugerir variantes en su redacción para evitar que cause vergüenza ajena el ver y escuchar a todos sus miembros repetir a coro la misma letra cual –«con perdón»– cacatúas.

Ayer le tocó el turno en el Congreso con la expresión «gente de bien» para salir al paso de la frase que anteayer formuló Feijóo en el Senado en la pregunta a Sánchez. El sentido de esa expresión formulada en el contexto de la crítica a dos leyes como son la del «Solo Sí es Si» y «Trans» –auténticas piezas de ingeniería social , que han acreditado una, y se anuncia en la otra, ser chapuzas como las de los trenes que no caben en los túneles, pero todavía más graves si cabe–, no era complicado desde la buena fe y sentido común del interlocutor. Pero éste era Sánchez. Por «gente de bien» el común de los mortales entiende gente buena; que procura cumplir con sus deberes, y que si puede ayudar al prójimo no duda en hacerlo. Es lo opuesto a la gente «mala» que «haberla, hayla». Es cierto que la manipulación de interpretar como gente «mala» a las personas trans en el contexto de la pregunta, no fue difícil cuando sin duda tenía como destinatarios a los más de 500 delincuentes sexuales beneficiarios de la primera de esas infaustas leyes y que obviamente no son «gentes de bien». Pero pretender que el sanchismo no utilice esa posibilidad para desviar la atención del grave trans-torno y perjuicio creado a la sociedad española con esas leyes, es pedirle «peras al olmo».

Pero no es pedirle demasiado al Gobierno de la Nación, que evite actuar como un coro colegial respondiendo con la consigna del día a las preguntas en la sesión de control del Congreso, tanto a las de sus señorías desde el escaño, como a las de los periodistas en los pasillos. La actividad parlamentaria ganaría en seriedad y respeto, como está obligada a hacerlo la presidenta de la Cámara ante la ofensa de la portavoz de Junts a la Bandera Nacional. La señora Noguera puede hacerse la graciosa en su casa o en su partido, pero en la sede de la Soberanía Nacional debe abstenerse de ofender a los españoles. Su actuación no debe salirle gratis a la diputada, para «aviso de navegantes» aliados del sanchismo, que ya le han reído la gracia.