Opinión
La delicada piel del sanchismo
Una muestra clara del cinismo e hipocresía política del sanchismo es pactar con sus tan «progresistas» socios Otegi, Puigdemont y cía
Una muestra clara del cinismo e hipocresía política del sanchismo es pactar con sus tan «progresistas» socios Otegi, Puigdemont y cía, despenalizar tanto las injurias a la Corona como el enaltecimiento del terrorismo y, simultáneamente, mostrar su indignación por el «delito de odio» contra Sánchez, cometido por un grupo de irresponsables al apalear a un muñeco con su imagen en las proximidades de la sede de «su» partido en Ferraz. En definitiva, sobreactuando «indignados ante el odio» contra su líder supremo con una mano, mientras con la otra se muestran favorables a eliminar del Código Penal nada menos que los delitos de injurias al Rey y de enaltecimiento a los terroristas.
Por tanto, su posición es barra libre para los separatistas y los filoterroristas, y mano dura por atentar contra un muñeco de Sánchez. La hemeroteca audiovisual ha estado presta en mostrar no pocas imágenes en las que sus cachorros de las juventudes socialistas y sus diversos socios prioritarios, separatistas y bilduetarras, no se quedan atrás en expresar su «admiración y cariño» por el Rey y Rajoy en la guillotina. Y en las que se ve homenajear a terroristas convictos y confesos no arrepentidos que, al salir de la cárcel, son recibidos en sus localidades de origen como héroes por estos socios.
El dolor de las víctimas no parece afectar en demasía a los sanchistas que demuestran tener una piel muy fina para unas cosas y una cara muy dura para otras. Dejando claro que son rechazables sin discusión estas muestras de rechazo y de apoyo de unos y de otros, es que tenemos una auténtica desgracia para todos con el muro y la polarización que Sánchez ha traído a la política en España.
Lo patético del caso es que este lamentable espectáculo cometido por un grupo de los reunidos en Ferraz, le da la oportunidad a Sánchez de distraer la atención de la opinión pública respecto del debate sobre la ley de amnistía que se abre en el Congreso de los Diputados. Convertida en la clave de bóveda de todo su proyecto político –que se resume en el mantenimiento del poder– la amnistía ha pasado de ser radicalmente inconstitucional a ser considerada por él una necesaria medida para «favorecer la convivencia».
Y ya que parece preocuparle tanto el entendimiento cordial entre los españoles, debería aplicarse el refrán de «consejos vendo que para mí no tengo», y mirarse al espejo para ver reflejado en él al mayor problema que existe actualmente para una armoniosa convivencia entre los españoles.
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