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Al portador

De derrota en derrota hasta la victoria final

«Sánchez colecciona traspiés pero resistirá y en el entorno de Feijóo ya admiten que no habrá adelanto electoral»

Rosa Luxemburgo (1871-1919), en su último artículo en «Die Rote Fahne», un 14 de enero, la víspera de morir en los incidentes de la revuelta espartaquista-comunista de Berlín, escribió que «la victoria final solo puede prepararse mediante una serie de derrotas». Churchill (1874-1965), en los peores momentos de la II Guerra Mundial, habría dicho: «De derrota en derrota hasta la victoria final». Pedro Sánchez, doctorado en resistencia, colecciona desde hace tiempo derrotas sin perder la esperanza de un éxito o una victoria en el último momento, consistente en que se repita una carambola demoscópica que le permita seguir en el Gobierno tras las próximas elecciones, que no se adelantarán, como ya admiten en el entorno de Feijóo. El muestrario de derrotas parlamentarias y de traspiés de todo tipo que puede exhibir el inquilino de La Moncloa es tan variado como espectacular. Ayer mismo, sus aliados –para seguir al frente del Gobierno– de Junts –Puigdemont y compañía– tumbaron el proyecto de Yolanda Díaz de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas, un tope que no es ni mucho menos habitual en la Unión Europea, en donde destaca la excepción francesa de las 35, que también ha influido en su estancamiento económico. Sánchez ha eludido derrotas formales, por ejemplo, al no presentar los Presupuestos durante dos años –y ya se verá este– para eludir el bochorno de su rechazo, que en otros países se salda con la caída del Gobierno y una llamada a las urnas. Además, el presidente vive en el circo de varias pistas que le rodea con personajes que centran la atención como Koldo, Ábalos, Jesica, Cerdán, Leire, la exmujer de Ábalos y un largo etcétera, sin olvidar el episodio del fiscal general. Una dimisión aceptada a tiempo, sin prejuzgar culpabilidad, hubiera ahorrado mucho espectáculo y deterioro institucional. Sánchez, como recuerda su ex asesor Iván Redondo, confía en que, en el último instante, ante la soledad de las urnas y con el temor al avance de Vox –fomentado desde el Gobierno–, muchos votantes socialistas, por muy críticos que hayan sido, vuelvan a elegir la papeleta del PSOE y el sanchismo tenga una prórroga. No sería la primera vez y confirmaría que una serie de derrotas también puede preparar la «victoria final», como creía Rosa Luxemburgo.