Sin Perdón
La descomposición del sanchismo
«La utilización de medidas legales extraordinarias fue tanto una insensatez como una vulneración del Estado de Derecho»
A estas alturas todo el mundo se pregunta si Sánchez conseguirá aguantar la legislatura. Estamos ante uno de los mayores escándalos de corrupción que hemos vivido desde la Transición. Las cloacas que han rodeado la gestión de la pandemia por el Gobierno no tienen parangón, porque no se trata solo del importe económico que han conseguido los comisionistas, sino del aprovechamiento de una tragedia colectiva. Han ganado cifras astronómicas para comprarse coches de alta gama, casas, pisos, mariscadas… han sido una colección de desaprensivos de la peor catadura moral. La utilización de medidas legales extraordinarias fue tanto una insensatez como una flagrante vulneración del Estado de Derecho. Las consecuencias económicas confirman, una vez más, que teníamos razón los que nos opusimos a la aplicación del estado de alarma, que se hizo, además, de una forma abusiva e inconstitucional. La limitación de derechos y la flexibilización de los mecanismos de contratación sirvió para que irrumpieran los amigos socialistas que se hicieron inmensamente ricos. Sánchez no puede hablar de ejemplaridad cuando sabemos lo que realmente sucedió mientras morían decenas de miles de españoles y el personal sanitario trabajaba hasta la extenuación para hacer frente a la pandemia.
Centenares de miles de compatriotas trabajaron duramente para garantizar los servicios esenciales, las cadenas de suministro y la seguridad colectiva, pero había personajes como Koldo, sus amigos conseguidores y los políticos que les ayudaron que solo pensaban en hacerse ricos. Fue un escándalo que empresas sin experiencia o recién creadas para pegar el pelotazo fueran apoyadas por las administraciones socialistas. Las críticas fueron recibidas con ataques y presiones desde el poder, pero la realidad siempre se abre paso y el recuerdo de los casi doscientos mil muertos, así como de los centenares de miles de afectados que todavía sufren las secuelas no podía quedar en el olvido. Sánchez ha asegurado que no sabía nada de las tropelías de su antiguo amigo Koldo, pero todo indica que las filtraciones de la investigación no favorecieron solo a los implicados, sino que llegaron a los que autorizaron las chapuceras contrataciones. Lo sucedido en Baleares con la «ejemplar» Armengol es un ejemplo de la descomposición del sanchismo. Es necesario que presente su dimisión.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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