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El día después, original y copia, y los apoyos al vencedor

Sánchez, que mirará hacia otro lado, deja al PSdG hundido. Los gallegos «indepes» y de izquierdas han preferido al original, el BNG, frente a la copia socialista más «indepe» que socialista

Georges Clemenceau (1841-1929), dos veces primer ministro francés y uno de los artífices del Tratado de Versalles tras la I Guerra Mundial, escribió en sus Confesiones que «la historia demuestra que la suerte del vencedor está siempre unida a la suerte del vencido». El domingo, en Galicia, hubo un vencedor, Alberto Núñez Feijóo, y varios vencidos: Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Santiago Abascal, y también Pablo Iglesias, Ione Belarra e Irene Montero. No se presentaban a las elecciones, pero la política es así. También triunfó Alfonso Rueda, aunque esa es otra historia. El líder del PP, muy activo en la campaña –errores incluidos–, defendía una bola de partido. La pérdida de la mayoría absoluta, incluso por unos pocos miles de votos, le habría colocado al borde del precipicio. El éxito gallego, amplificado por la posibilidad de una derrota que ahora parece irreal, no le garantiza llegar a La Moncloa, pero le da un impulso notable. El triunfo en Galicia era imprescindible para un Feijóo, que quizá coincida con Enzo Ferrari (1898-1988), en que «la victoria más bella es siempre la siguiente».

Tezanos, el presidente del CIS, ahora sí, fue quizá el único gurú demoscópico que no acertó. El Gobierno y sus terminales magnificaron la posibilidad de que era muy factible echar al PP de la Xunta de Galicia. Por eso, su fracaso es también mayor, mientras Feijóo, siempre desconfiado, contempla cómo corren a encabezar la manifestación en apoyo del vencedor –él– los mismos que la semana pasada dudaban de su futuro político. El batacazo del PSOE, de Sumar, Podemos y también de Vox ha sido notable, aunque sus responsables no admitan «que todo gran fracaso es el fondo merecido», como señalaba Gregorio Marañón (1887-1960), en la biografía de Antonio Pérez (1540-1611). Sánchez, que mirará hacia otro lado, deja al PSdG hundido. Los gallegos «indepes» y de izquierdas han preferido al original, el BNG, frente a la copia socialista más «indepe» que socialista. Y el fenómeno puede repetirse. Todavía ha sido peor lo de la «vice» Díaz –desaparecida, por si acaso– y el/las que mandan en Podemos, por no hablar de Abascal. Sánchez, siempre resistente a pesar de todo, tomará nota. Ha unido su suerte a «indepes» y ultraradicales y solo le queda otra huida hacia lo desconocido si es la única vía para seguir en el poder. Tiene, en teoría, más de tres años por delante y confía que todo cambie porque, como tras la debacle de municipales y autonómicas del 28-M, cree que «la suerte del vencedor está unida a la suerte del vencido», que decía Clemenceau.