Eleuteria
Discursos carroñeros
El esquema es siempre el mismo: nos parasitan salvajemente, administran fatal, y cuando fallan, culpan a la falta de recursos para así poder parasitarnos aún más
En plena oleada de incendios en Castilla y León –con 15 focos activos, miles de hectáreas arrasadas y casi 4.000 evacuados– el Gobierno ha optado, como de costumbre, por la propaganda. El ministro de Transportes, Óscar Puente, natural de la región, publicó un tuit tan carroñero como sectario: «¿Queréis libertazz, pocos impuestos y servicios de bomberos bien dimensionados? Todo no se puede». La insinuación es clara: si la Junta no dispone de medios, es por su supuesto «ultraliberalismo» fiscal.
El problema es que ni las formas ni el fondo se sostienen. En lo formal, aprovechar una tragedia para vender tu mercancía ideológica es poco decente. En lo material, el argumento es ignorante y anumérico. Castilla y León no es un paraíso fiscal: su tipo marginal máximo del IRPF es del 46%, entre los más altos del mundo, muy por encima de países como Italia, Reino Unido o Australia. Además, mantiene un impuesto sobre el patrimonio del 3,5%, uno de los más gravosos internacionalmente.
Tampoco es cierto que su presupuesto sea raquítico. La Junta gasta hoy un 39% más que en 2018 (14% más en términos reales) y maneja recursos equivalentes al 20% del PIB regional. Para comparar: todo el gasto en protección contra incendios en España supone apenas el 0,18% del PIB. Incluso duplicándolo al 0,36%, seguiría siendo una fracción mínima de los recursos disponibles. Que se alegue que una administración que absorbe una quinta parte de la riqueza regional no puede destinar ni medio punto porcentual a prevenir y sofocar incendios es, sencillamente, una barrabasada.
Si se quisiera hacer una lectura ideológica de esta tragedia no sería la de que «faltan impuestos», sino la de que sobra ineficiencia estatal. El Estado no deja de engordar su gasto, pero sus fracasos son cada vez más estrepitosos. Frente a esa evidencia, Puente prefiere llorar para reclamar más expolio, en lugar de reflexionar sobre cómo mejorar la gestión.
El esquema es siempre el mismo: nos parasitan salvajemente, administran fatal, y cuando fallan, culpan a la falta de recursos para así poder parasitarnos aún más. La oligarquía política nacional carece de decoro y empatía hacia quienes machaca a impuestos (los ciudadanos). En lugar de combatir con eficacia los incendios y ayudar a las víctimas, instrumentaliza la tragedia para reforzar su control sobre la sociedad.
Pero la propaganda se agrieta: cada crisis deja más en evidencia a quienes viven de ellas. Y al final, se destapan tal cual son: aves carroñeras del poder.