San Petersburgo

España recupera el crédito

España, que tiene la condición de país «invitado permanente» en las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno del G-20, está llamada a jugar un papel relevante en la reunión que hoy comienza en la vieja capital de los zares, San Petersburgo. En efecto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es el exponente de cómo una política de rigor presupuestario, reformas administrativas y saneamiento financiero es una condición imprescindible para salir de la crisis y volver a la senda del crecimiento.Nuestro país vuelve a los foros internacionales diplomáticamente fortalecido, con el crédito recobrado y con el reconocimiento de los mercados financieros por el éxito alcanzado en la superación de los graves desequilibrios que aquejaban a nuestra economía. En este sentido, España será puesta como ejemplo por la presidencia de la Comisión Europea de que la estrategia seguida en la UE está dando los primeros resultados. Que la mejora de la confianza y las actividades empresariales y las cifras del PIB más recientes demuestran que Europa está experimentando una recuperación gradual y suave en el segundo semestre de 2013, que se consolidará en 2014. Pero este cambio de rumbo en positivo sólo fue posible tras la rectificación hecha por las autoridades financieras europeas del error que supuso la obsesión por la austeridad impuesta desde Alemania, que a punto estuvo de llevarse por delante la moneda única. Mariano Rajoy tuvo un papel determinante a la hora de llevar a nuestros socios al convencimiento de que esa rectificación era inevitable. Por ello, en la cumbre de San Petersburgo, donde, pese a la irrupción de la crisis de Siria, se busca el ambicioso objetivo de consolidar el crecimiento mundial –que apenas apunta– el presidente del Gobierno español, desde la autoridad que le confiere su acierto en el diagnóstico y en la terapia adecuada, está en una inmejorable posición para reivindicar una política de estímulos que consolide el crecimiento y la creación de empleo, que son la piedra angular del sistema. No pueden ser medidas aisladas o limitadas a un ámbito geográfico determinado. Las reglas del juego deben ser iguales para todos, empezando por la reforma de la normativa financiera, siguiendo por la lucha contra el fraude y la evasión fiscal, y terminando con el levantamiento de las múltiples barreras proteccionistas que algunas economías, y no sólo las emergentes, se han apresurado a restaurar bajo la presión de la crisis. España, que vuelve a contar en el concierto internacional como país de referencia, y así lo avala el último análisis de la OCDE sobre el alcance de nuestras reformas, jugará el papel que le corresponde, en un desafío clave para la consolidación económica.