Bruselas

No hay riesgo de epidemia

El carácter «vírico» del ébola es fácilmente reconocible porque la alarma que provoca se extiende más allá de lo razonable y controlable por la Salud Pública, llegando velozmente a los mercados financieros, a los efectos que puede tener en el turismo, en el control fronterizo de la inmigración, incluso en derivadas políticas interesadas y algunas campañas de muy mal gusto. Pero ése no es el problema en estos momentos, sino algo mucho más serio: cómo detectar y controlar el brote de ébola aparecido en España a raíz de la infección de una técnica sanitaria en Madrid. Éste es el objetivo prioritario marcado por las autoridades sanitarias españolas y avalados por la OMS y Bruselas. Disponemos de un sistema preparado para hacer frente a una situación como la provocada por la infección en el Hospital Carlos III y ahora toca aplicar, como han señalado todos los especialistas, un protocolo muy estricto para detener la extensión del brote epidémico. Los próximos días serán claves en una doble dirección: por un lado, saber si el virus se ha propagado y, por lo tanto, tener confirmados otros casos; y, por otro, saber dónde se produjo el fallo que causó la infección de la auxiliar de enfermería que atendió al religioso Manuel García Viejo, que fue repatriado desde Sierra Leona. Entre los pacientes aislados para su observación, ayer se descartó que otra enfermera hubiese sido infectada y se mantiene en observación a 22 personas con las que la técnica sanitaria mantuvo contacto en el hospital y otros 30 profesionales del mismo centro. La directora general de Salud Pública, Mercedes García Vinuesa, confirmó ayer en el Congreso que el mapa de contactos que mantuvo la infectada por ébola está «prácticamente construido», aspecto fundamental para acotar y controlar la expansión del virus. Es clave saber cómo y por qué se produjo el contagio de la auxiliar de enfermería porque de ello depende la seguridad de los sanitarios y serviría para evitar casos parecidos de contagios y, lo que sería letal, la propagación de la enfermedad. En medicina no hay «riesgo cero»; sobre todo cuando se trata de atender a pacientes con ébola, la inseguridad es aún mayor y el error más pequeño puede ser fatal. Médicos Sin Fronteras, la organización a la que se considera con mayor experiencia en este campo trabajando desde el foco central del contagio, tras aplicar medidas de seguridad altísimas, ha tenido a dos colaboradores infectados. En estos momentos hay que evitar el alarmismo, «virus» que sólo puede ser combatido con la información sobre el verdadero peligro que supone un caso de ébola que puede ser controlado. Todos los especialistas descartan cualquier epidemia porque sobre todo se produce con enfermedades que se transmiten por el aire, como es el caso de la gripe, pero no del ébola, que se transmite por contacto con fluidos y también en una situación controlada como en Madrid. Además, hay que evitar el alarmismo político interesado.