Gobierno de España
Sánchez ningunea la política de Estado
Pedro Sánchez mantendrá hasta el último segundo su posición sobre el futuro de Venezuela. Él habría preferido unas elecciones convocadas y organizadas por la tiranía chavista antes que reconocer al presidente Juan Guaidó. Nuestra diplomacia fue concluyente: el Gobierno no desea un cambio de régimen. Pero Maduro le facilitará el trabajo y le pondrá en bandeja de plata una declaración de apoyo al nuevo presidente de Venezuela que poder vender en clave nacional, que es lo que le importa. Tanto como responder y desgastar a los adversarios políticos, que han dejado en evidencia su discurso errático y tacticista con la tragedia y el terror del pueblo venezolano. Ayer, Pedro Sánchez exigió a los presidentes de PP y Ciudadanos, Pablo Casado y Albert Rivera, que sean leales con el Estado para afrontar la actual crisis política en la nación iberoamericana. Y lo hizo en un mitin político, con la superficialidad, ligereza y teatralidad propios de la cita. No es serio. En realidad, Sánchez ningunea permanentemente a los líderes de la oposición, con los que no mantiene contacto alguno. Difícilmente se puede consensuar una política de Estado sin interlocución y sin respeto; imposible con la arrogancia soberbia que se destila desde La Moncloa.
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