Sin Perdón

¿Las elecciones vascas son muy importantes?

«España sufre el gobierno más reaccionario de la Unión Europea en un momento en que la izquierda cosecha, afortunadamente, derrota tras derrota»

Al margen de que cualquier convocatoria electoral es importante, las vascas lo son en mayor medida en esta ocasión que en años anteriores. Es el comienzo de un ciclo, que concluye con las europeas, que puede comportar el hundimiento del sanchismo. Hay una percepción generalizada de que el PNV seguirá gobernado, aunque podría empatar con Bildu, una formación que ha blanqueado Sánchez y que está controlada por los antiguos dirigentes del aparato político y militar de ETA. No hay duda de que es otro de los grandes éxitos políticos del líder del PSOE. A pocos días de saberse que sucederá, hay varios escenarios posibles que no se circunscriben al mero continuismo con los socialistas aspirando a continuar como los sumisos palmeros de los nacionalistas. Esta es, obviamente, la primera opción. Al PSOE, cuya única aspiración es que Sánchez siga como presidente del Gobierno, le viene bien porque tienen algunas consejerías, coches oficiales y buenos sueldos. Es una agencia de colocación y el gobierno vasco ofrece enormes oportunidades, ya que la política se ha convertido en una profesión en el régimen partitocrático de la izquierda.

El PNV necesita seguir en Ajuria Enea a cualquier precio, porque es evidente que Bildu empuja con fuerza y en un futuro no muy lejano se hará con el gobierno. Hay una segunda opción que pasaría porque el PNV y el PSOE necesitaran al PP. No estoy seguro de que los populares hayan aprendido no solo del pasado, sino de lo que sucede en esta legislatura. Ortuzar y sus comilitones han preferido que siguiera Sánchez formando un frente popular de izquierda radical y populista a que Feijóo fuera presidente en un gobierno formado, únicamente, por el PP. El PNV no es un partido fiable ni ideológica ni políticamente. Es bueno recordar cómo traicionó a Rajoy apoyando la moción de censura porque creía que podría sacar más de Sánchez.

No le importó ni la incoherencia ideológica ni las medidas que aprobaría ese gobierno de coalición socialista comunista. Es una formación que lleva la traición en su ADN. La democracia española ha llegado a un nivel de absurdo profundo por el que unas minorías imponen su voluntad y manejan el gobierno como si fuera una marioneta.

En este escenario, que no hay que descartar, el PP tiene que votar en contra, salvo que entrara en el gobierno con una vicepresidencia y varias consejerías. La responsabilidad de Feijóo es con sus votantes, su partido y el constitucionalismo. Es una enorme chorrada decir que se apoya al PSOE o al PNV por responsabilidad institucional. Al minuto de votar a un candidato de cualquiera de estos dos partidos en las pasadas municipales recibió ataques e insultos. Ni el sanchismo ni el nacionalismo vasco son partidos, cabe insistir, en los que se pueda confiar. El PP tiene la experiencia de lo que vivió con Patxi López, que nunca ha agradecido que fue lendakari gracias a los populares, que hicieron el tonto al no exigir entrar en el gobierno, y que actualmente se pasa la vida insultando y descalificando a este partido y sus líderes. Por tanto, si el PP es decisivo no tiene otra opción que votar en contra o exigir entrar en el gobierno vasco. Es el mensaje claro y contundente que tiene que lanzar a los votantes de centro derecha para demostrar que es el voto útil. Esto serviría para demostrar, también, que se puede centrar al nacionalismo e impedir políticas que son muy nocivas para España.

Finalmente, está la opción de que Bildu supere claramente al PNV. No la descarto. ¿Otegi no exigirá al PSOE que le apoye y formar un gobierno de coalición? Es lo lógico, aunque sería un grave problema para Sánchez. Les regaló Pamplona, que es muy simbólica para el relato delirante de los amigos de ETA, pero este paso pondría en riesgo el apoyo del PNV en el Congreso. Su ausencia de principios, algo que ha acreditado justificando el legítimo uso de las mentiras y otras prácticas reprobables, hace posible cualquier opción.

Es bueno recordar que Junts y ERC se odian profundamente y formaron un gobierno de coalición. En estos tiempos cualquier cosa es posible. En cualquier caso, votar a los socialistas vascos es hacerlo para fortalecer el proyecto independentista, no importa si del PNV o Bildu, y ayudar a que Sánchez siga en La Moncloa con sus desastrosas políticas económicas, sociales y culturales. Es apoyar el frente popular y el guerracivilismo impulsado por el sanchismo y la todopoderosa izquierda mediática.

Una derrota en el País Vasco, como sucedió en Galicia, debilitará al líder del PSOE y servirá de acicate para que suceda lo mismo en las catalanas y europeas. España sufre el gobierno más reaccionario de la Unión Europea en un momento en que la izquierda cosecha, afortunadamente, derrota tras derrota. La España que quiere progresar ha votado masivamente por el centro derecha en las últimas convocatorias electorales, incluidas las generales, porque no hay nada más reaccionario que gobernar al lado de los comunistas, los antisistema, los independentistas y los herederos de ETA. Por más que se empeñe Sánchez y sus mariachis en referirse a los gobiernos reaccionarios del PP y Vox no hay más que ver la situación de normalidad y progreso de las comunidades y los ayuntamientos liderados por los populares. Las mentiras de la propaganda populista del sanchismo tienen un corto recorrido, porque la realidad es la que es y no la que desearía el inquilino de La Moncloa. Un PP fuerte en el País Vasco y Cataluña, así como la victoria contundente que tendrá en las europeas pone punto final a la etapa sanchista, porque no tendrá la opción de atrincherarse en el gobierno. A esto hay que añadir el grave escándalo de corrupción sistémica del caso Koldo, la utilización de las cloacas contra Ayuso o las cesiones a los independentistas.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)