Canela fina

Los errores de Feijóo

«Pedro Sánchez tiene acordado amnistiar a Puigdemont y los suyos, pero puede tropezarse con alguna sorpresa inesperada»

Alberto Núñez Feijóo pronunció un excelente discurso de investidura y mantuvo luego un extenso debate con serenidad, eficacia y sentido del humor. Perdió la votación parlamentaria, pero se consolidó como presidente del Partido Popular y jefe de la oposición.

Dicho esto, a todos conviene reflexionar sobre los errores cometidos a lo largo de muchos meses por el líder liberal conservador. Hace un año, las encuestas serias le daban como vencedor por larga ventaja. Los medios de comunicación hablaban del «efecto Feijóo». El presidente popular se lo creyó, sin darse cuenta de que el voto creciente no era un voto a favor de Feijóo sino un voto en contra de Sánchez. Y, rodeado de «agradaores» varios, se instaló en la suficiencia y a veces en la soberbia.

Las elecciones autonómicas y municipales constituyeron un descalabro para Sánchez. El ciudadano medio rechazaba la alianza que, para mantenerse en el poder, concordó el líder socialista con los filoetarras de Bildu y con los secesionistas catalanes. Feijóo cometió el 24 de mayo el error, qué inmenso error, al dejar a cada líder autonómico popular que hiciera lo que le viniera en gana. Debió llamar uno a uno a todos y exigir una negociación máxima de 48 horas para pactar con Vox. No lo hizo. Perdió el control del partido y los alfiles mediáticos del sanchismo consiguieron que el repudio a las alianzas del presidente en funciones con proetarras y separatistas se trasvasara al rechazo de los pactos del PP con Vox. Una campaña tórpida y desafortunada, salvo el debate con Sánchez, convirtió la mayoría anunciada por las encuestas en un resultado precario que permitía intentar la continuidad en el poder a Sánchez. El líder socialista distorsionó las elecciones convocándolas en la semana más vacacional y tórrida del verano. Si a eso le unimos las negociaciones carentes de habilidad de Feijóo en agosto y septiembre, el resultado de tantos errores quedó a la vista.

El presidente del PP ha acertado ahora al denunciar la trampa de las exigencias del independentismo catalán. Está claro que lo que de verdad desea Puigdemont es su regreso en triunfo a España, sin cárcel ni juicio ni indulto. No necesita la autodeterminación. Le basta con la amnistía. Si bien, como el movimiento secesionista no constituye un bloque, Sánchez, que tiene acordado amnistiar a Puigdemont y los suyos, puede encontrarse con alguna sorpresa inesperada.